A medida que mi relación con Alejandro florecía, sentí que cada día era una nueva oportunidad para ser feliz. Su apoyo incondicional y su forma de ver la vida me hicieron darme cuenta de que había encontrado a alguien con quien realmente podía compartir mi camino.
Después de un año de salir juntos, decidimos dar el siguiente paso. En una hermosa tarde de primavera, mientras paseábamos por un jardín lleno de flores, Alejandro se detuvo y, con una sonrisa radiante, se arrodilló frente a mí.
_“Clara, desde que te conocí, mi vida ha cambiado para mejor. Eres mi inspiración y mi alegría. ¿Te casarías conmigo?”_ Las lágrimas brotaron de mis ojos.
_“Sí, Alejandro, mil veces sí,”_ respondí, sintiendo que era el momento perfecto para unir nuestras vidas.
La boda fue un evento íntimo, rodeados de amigos y familiares que habían sido testigos de nuestro viaje. Las risas, las lágrimas de felicidad y la música llenaron el aire, y sentí que finalmente estaba cerrando un ciclo y comenzando otro llen