Alexandre se quedó unos segundos en silencio, mirando a Gabriel con una sonrisa burlona que se expandió lentamente en su rostro. La tensión era palpable, pero su expresión mostraba confianza, casi una calma calculada. Gabriel lo observaba sin moverse, esperando que se desmoronara la fachada de poder, pero Alexandre parecía completamente seguro de sí mismo.
"¿Lo dices por ese libro de cuentas?", se rió Alexandre, su voz cargada de desdén. "¿Realmente eres tan estúpido como para pensar que eso es todo lo que tengo?" Se echó hacia atrás, cruzando los brazos con esa arrogancia que lo caracterizaba.
Valeria lo miró con furia. No podía soportar cómo Alexandre intentaba restarle importancia a lo que acababa de descubrir, cómo descalificaba todo lo que había costado entender. Pero Gabriel, a su lado, no movió un músculo. Su mirada se mantenía fija en Alexandre, y aunque su rostro permanecía impasible, su cuerpo se tensó. Sabía que el momento estaba cerca.
"Tú piensas que este libro... este pe