Mia jones es una estudiante de derecho de 2 año de 20 años quien tiene una vida bastante tranquila, hasta que conoce a su nuevo profesor Santiago Miller un abogado famoso con un prestigioso bufet. Mia por cosas del destino termina trabajando en su bufet y en uno de sus tantos viajes de negocios terminan casados sin querer Acompañame a ver a la historia de estos dos personajes que te van a hacer llenar de emociones
Ler maisHoy es el gran día, comienzo inicio semestre y estoy muy emocionada. Además, voy a volver a ver a mi amiga Lucy, a quien hace rato no veo porque se fue de viaje, mientras yo me quedé aquí. Pero no importa. Mi teléfono suena y veo que es mamá.
—Hola, mamá —contesto contenta.
—Hola, hija, ¿lista para tu nuevo semestre?
—Más que lista, mamá.
—Entonces, suerte.
—Gracias, mamá.
—Adiós, hija. —Cuando colgamos, aprovecho para salir corriendo de la casa porque ya voy tarde, aunque afortunadamente vivo cerca de la universidad. Cuando llego al salón, escucho un grito y sé perfectamente quién es.
—¡Mía! —Lucy se tira encima de mí, y juro que casi caigo de culo.
—¡Por Dios, Lucy, me vas a matar!
—Lo siento, es que te extrañé mucho. Es más, mira. —Saca de su morral una cajita y me la extiende—. Es un regalo, espero que te guste.
Le doy una sonrisa y abro la caja, encontrando una pulsera llena de dijes con lugares de París.
—Oh, Lucy, está preciosa. Gracias, amiga. —Le doy un abrazo y ella me corresponde feliz.
—Para la próxima vas conmigo. —Cuando voy a responder, veo que entra un hombre que juro es de otro planeta, por lo guapo que es. Todas al verlo babean, y yo no soy la excepción.
—Buenos días, alumnos, soy Santiago Miller y seré su profesor en esta materia.
¡No puede ser! Él es el abogado más prestigioso de Nueva York. No puedo creer que nos va a dar clase.
—Quiero decirles que soy una persona exigente, espero compromiso de parte de ustedes, y así no tendremos problemas. —Cuando termina de decir eso, su mirada se posa sobre mí, lo que hace que todo mi cuerpo se erice porque es muy intensa, haciéndome sentir algo incómoda—. Bueno, si no hay más, comencemos la clase.
—Vaya que sí es sexy el condenado —dice Lucy, que no para de mirarlo con lujuria.
El profesor habló durante toda la clase, y cuando terminó, preguntó:
—¿Tienen alguna pregunta?
La perra del salón, llamada Melissa, levantó la mano y él la señaló.
—Sí, dime.
—¿Cuántos años tiene? —Él parece algo sorprendido, pero responde amablemente.
—Tengo 32 años.
¿32? Se ve demasiado joven para tener esa edad, además de sexy.
—¿Alguien más quiere hacer otra pregunta, pero que sea de la materia? —Todos se quedan en silencio, así que nos da libre para salir, pero antes nos deja una consulta que hay que entregar para mañana.
—Es muy lindo el profesor, pero nos puso tremenda tarea para mañana. Eso sí, le bajo puntos —dice molesta Lucy mientras caminamos por el campus.
—Lo sé, pero Lucy, estamos en la universidad; sabes que las cosas son así.
Siento como alguien tapa mis ojos con las manos, y sé perfectamente quién es. Reconocería ese olor en cualquier parte.
—Hola, Víctor.
—Joder, ¿cómo te das cuenta? —Él quita las manos y me sonríe.
—Porque ya conozco a la perfección tu perfume, por eso me doy cuenta.
- Chica lista – Deja un beso en mi mejilla y yo le sonrío por lo tierno que es. Cuando volteo un poco la vista, veo que el profesor Santiago nos está observando, y su cara expresa enojo, aunque no entiendo el porqué.
- ¿Por qué no vamos de fiesta hoy? – Pregunta Víctor.
- Tenemos un trabajo para entregar mañana– Dice Lucy, desanimada.
- ¿Por qué no vamos a mi casa y lo terminamos rápido? Así podemos ir después– Le propongo a Lucy. Entonces, esta grita emocionada.
- Entonces, vamos ya- Llegamos a casa y mamá nos recibe. – Hola, señora Gloria, ¿cómo está?
- Hola, Lucy, muy bien. ¿Y a ustedes cómo les fue?
- Bien, aunque tenemos un trabajo largo por hacer.
- Bueno, no les quito tiempo. Hija, voy a salir con unas amigas, así que nos vemos luego – Me da un beso en la mejilla y sale de casa.
- Bueno, manos a la obra.
Tardamos casi toda la tarde haciendo ese maldito trabajo y, ya como a las 10 p.m., lo terminamos. Eso quiere decir que no pudimos ir a la discoteca, pero mañana sí iremos, con seguridad. Bueno, si es que el sexy profesor no nos pone más cosas.
Al día siguiente, me levanto y me doy una ducha rápida. Me pongo una falda con una camisa y botas.
Salgo de casa y ya me encuentro en la universidad tomando mi café mañanero con Víctor, que siempre me acompaña.
- Recuerda que hoy tenemos la fiesta.
- Sí, Víctor, tranqui, ahí estaremos.
- ¿Sabes algo? Hoy estás muy hermosa – Coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y luego acaricia mi mejilla, haciéndome sentir algo extraña, pero una voz gruesa hace que nos separemos.
- Señorita Jones – Volteo a ver y veo que es el señor Miller, quien me mira con dureza.
- Profesor Miller, buenos días – Trato de ser lo más formal posible.
- Creo que ya es hora de mi clase. No debería estar aquí con su amigo – Dice, mirando de mala forma a Víctor. Cuando miro mi reloj, me doy cuenta de que tiene razón.
- Lo siento, señor Miller, no me había fijado en la hora– Miro a Víctor y le dejo un beso en la mejilla, despidiéndome de él.
- Nos vemos luego, hermosa.
- Ok– Camino hasta el salón, pero veo que el señor Miller camina a mi lado.
- ¿Es su novio? – Me quedo estática por su pregunta, pero respondo de inmediato.
- Es un buen amigo.
- Pues no lo parece.
- Señor Miller, con todo respeto, creo que estas son cosas que no le competen a usted – Veo cómo tensa la mandíbula.
- Espero que haya traído el trabajo – Entra al salón antes que yo, entonces aprovecho y me siento al lado de Lucy, que me regala una sonrisa. El señor Miller nos pide que entreguemos los trabajos y luego comienza la clase.
- ¿Cómo es eso de que entraste con el profesor?
- Solo nos cruzamos de casualidad – Respondo sin dejar de mirar al tablero.
- ¿Segura? – Cuando voy a responder, escucho un fuerte golpe en la mesa, lo que me hace sobresaltar.
- ¡SEÑORITA JONES! – ¡Ay, joder! – **Le pido el favor de que se retire de mi clase. - ¿Qué?
- ¿Por qué? – Digo consternada.
- Porque usted no para de hablar y eso me desconcentra en la clase, así que largo – Señala la puerta y yo, llena de enojo, cojo mis cosas y me largo del salón, pero antes lo miro de la peor forma, como tratando de decirle "muérete".
Salgo al campus y lo primero que hago es sacar un cigarrillo. No acostumbro mucho a fumar, pero cuando me siento estresada lo hago. No puedo creer que ese hijo de puta haya sido capaz de sacarme de clase, humillándome delante de todos mis compañeros.
Mi teléfono suena y veo que es mi padre, el desobligado.
- Hola, papá – Respondo seca. – Hasta que te acuerdas de que tienes hija.
- No empieces con eso, Mía, sabes que tengo mucho trabajo.
- Sí, tranquilo, siempre dices eso. Ahora dime, ¿por qué llamaste?
- Tu madre y yo nos vamos de viaje de negocios por dos meses para cerrar un negocio en Suecia. - ¿¡Qué!? ¡¿Dos meses?! Esto es el colmo.
- ¿Es en serio? ¿¡Me estás jodiendo!?
- Mía, contrólate – Me regaña mi padre, pero ya no lo soporto.
- ¿Cómo se pueden ir y dejarme siempre? Desde que tengo uso de razón me han dejado sola. ¿Acaso no pueden ser unos padres comprensivos y acompañarme? No se dan cuenta de que yo los necesito.
- Por Dios, Mía, madura. Ya estás muy grande para estas estupideces. Ya te dije, nos vamos, así que quedas con tu adorada nana – Una lágrima empieza a rodar por mi mejilla, pero no me molesto en limpiarla porque no hay nadie que me vea.
- Son de lo peor – Digo antes de colgar. El cigarrillo que tenía en las manos se terminó, así que saco otro y. y comienzo a fumar mientras mas lagrimas de dolor caen y uno que otro sollozo sale de mis labios
- Sabe que fumar hace daño, señorita jones – brinco asustada al ver al idiota de Miller parado a solo unos metros de mí, con rapidez quito mis lágrimas y lo miro
- ¿Acaso le importa? Es mi vida yo veré que hago
- ¿Por qué llora? – se acerca lentamente y hace algo que no esperaba que hiciera, levanta una de sus manos y termina de limpiar una de las lágrimas que no había limpiado, pero yo me alejo rápidamente porque su toque me hace sentir una sensación algo extraña
- Eso a usted no le debe importar, señor Miller, así que con permiso – este toma mi brazo y me voltea
- Sabe que puede contarme lo que sea, señorita Jones – es un idiota, sin poder evitarlo suelto una risa irónica y luego me suelto con brusquedad
- ¿Contar con usted? Por favor, no me haga reír, después de como me humillo delante de todos ¿cree que voy a confiar en usted?, mejor porque no se va y me deja tranquila
- Está bien, la dejo señorita Jones, pero no la quiero volver a ver fumando
- Usted no es nadie para prohibírmelo – me voy del lugar y lo dejo ahí solo, ya que siento tanta rabia que soy capaz de darle su buen golpe por idiota y si lo hago me expulsaran de la universidad por agredir a un profesor
- ¡Princesa! – veo a Víctor que viene hacia mí y al ver mi cara este se preocupa – ¿qué pasa, cariño?
- Mis padres, Víctor, eso me pasa – Víctor y Lucy son de las pocas personas que saben lo mucho que sufro con la ausencia de mis padres en mi vid, por eso siempre han estado pendiente de mi
- Ay nena, no estés mal, odio verte así – veo como el profesor pasa al lado de notros, fulminándonos a los dos con la mirada – ¿es mi imaginación o el profesor tiene bronca con nosotros?
- Hoy me echo de su clase
- ¿¡Que!? ¿Pero por qué?
- Lucy, me estaba diciendo algo y cuando le iba a responder él me agarró y me dijo que me saliera del aula. No sabes las ganas que me dieron de matarlo por haberme humillado delante de todos mis compañeros
- Nena, creo que hoy no fue tu día, pero estoy seguro de que la noche te alegrara la vida
- Más te vale
Ya en la noche me encuentro en la casa arreglándome para ir a la disco a distraerme un poco, luego de un día de m****a, escucho que mi puerta se abre y veo que es nanita
- Hola, mi niña - le dedico una sonrisa
- Hola nana
- ¿A donde vas tan hermosa?
- Voy a Salir a distraerme con unos amigos
-- ¿Hija, ya te enteraste lo del viaje de tus padres? – dejo de hacer lo que estaba haciendo y la miro con tristeza
- Si nana, ¿pero qué más puede hacer?, ellos no vas a cambiar sus planes solo por mi
- Ay mi niña – nanita se acerca a mí y me abraza logrando sentir por unos instantes ese calor de madre que con mi propia madre no he tenido casi – todo va a estar bien, además me tienes a mí, no te voy a dejar
- Gracias nanita, te quiero mucho
- Y yo a ti mi bella niña – ella sale y me veo por última vez al espejo creo que hice un buen trabajo
salgo de casa y veo que Víctor me espera
-Estas bellisima – deja un beso en mi mejilla y me abre la puerta del carro
-¿Y Lucy?
- Ella cae al lugar, al parecer va con alguien – ¿Lucy con alguien? Eso si es raro
- Está bien entonces vamos
Cuando llegamos, el lugar esta para reventar, pero gracias a dios Víctor tiene sus influencias así que nos dieron una mesa VIP
-¿Qué quieres tomar hermosa?
-¿Pedimos tequila con zumo de limón? – este sonríe porque sabe que tengo una tremenda debilidad por el tequila
-Esta bien, ya lo pido – este se va y luego veo a Lucy aparecer con un hombre bastante guapo
- Hola, amiga – saluda dándome un beso en la mejilla
- Hola, Lucy, que hermosa estamos
- Tu igual amiga, mira te presento a un amigo, Oliver – extiendo mi mano y este me dedica una sonrisa
- Tu debes ser mía, Lucy me ha hablado mucho de ti
- Espero sean cosas buenas
victor llega con la botella y en el momento en que la abre y nos tomamos nuestro primer trago todo se vuelve un descontrol, luego de la segunda botella ya todos estamos muy entonados así que salgo a bailar sola, mientras ellos conversan no sé de qué cosa, pero de seguro es una estupidez.
Cuando llego a la pista comienzo a dar pasos tímidos, pero luego me dejo llevar hasta que mi cuerpo comienza una danza sensual que atrae varias miradas, pero me quedo en shock al ver una mirada en especial
- Profesor Miller –
veo que este me mira con mucha intensidad y no sé por qué eso me pone a mil, como acto de sensualidad y valentía me acerco un poco más y comienzo a bailar mas sensual, acaricio todo mi cuerpo y de vez en cuando muerdo mi labio inferior, cuando doy la vuelta veo que ya el señor Miller no se encuentra y me decepciono un poco, pero luego siento unas manos en mi cintura que me arrastran hacia un pecho duro
-¿Qué pretende, señorita Jones? – joder era mi profesor, mi caliente profesor me está acariciando
-Profesor Miller, que sorpresa verlo aquí – trato de sonar lo más tranquila
-Está muy tomada, debería ir a su casa – me volteo de forma valiente y paso mis brazos por su cuello acercándome más a él
-¿Y si no quiero irme? – le reto y este sonríe
-No soy quien para decirte que hacer, pero no me gustaría verla mal –
me vuelvo a voltear y comienzo a moverme, entonces este decide seguirme el paso, este pasa sus manos por todo mi cuerpo lo que me hace sentir un fuego recorrer todo por dentro
– es usted una mujer muy sensual – me susurra al oído
- Y usted un hombre muy caliente – ¡joder!, ¿eso dije yo? ¿En serio dije caliente?, mejor me voy - ya tengo que irme, nos vemos el lunes, señor Miller
- Un placer verla, señorita Jones – me dirijo a la mesa y ahí están todos
- ¿Dónde estabas metida? – pegunta Lucy
- Estaba bailando
- Ven bailemos – Víctor toma mi mano y me regresa a la pista pegándome a su cuerpo bien formado, algo tengo que reconocer y es que victor es un excelente bailarín – esta noche estas muy hermosa, mia – siento que este deja un beso en mi cuello colocándome los bellos de punta – y además hueles de maravilla – victor me voltea en un rápido movimiento quedando los dos muy pero muy cerquita
- ¿Qué haces? – pregunto algo confundida
-Necesito hacerlo, si no lo hago moriré – de qué... joder me está besando, Víctor me está besando
3 AÑOS DESPUÉSNo puedo creer cómo pasa el tiempo. Justo hoy, mi hermosa princesa cumple 4 añitos y estamos todos enfocados en organizar su cumpleaños. Mi príncipe amado cumplirá dentro de un mes sus 3 añitos y siento nostalgia porque ya no son tan bebés mis bebés.- ¡Mami! - Mi amado viene corriendo hacia mí con su preciosa sonrisa.- Hola, cariño. - Lo tomo en brazos y lo lleno de besos. - ¿Ya le diste el feliz cumpleaños a tu hermana? - Este asiente con una sonrisa.- Quiero pastel. - Este hombre siempre tan comelón.- Ahora, más tarde, cuando lleguen todos los invitados, amor. - Este hace un tierno puchero, cosa que me mata. - ¿Por qué no vamos a la cocina a ver si nana tiene galletas?- ¡Shii! - Lo coloco en el suelo y caminamos hasta la cocina, donde está nana preparando algunos bocadillos.- ¡Nanita! - Grita mi niño, asustándola.- ¡Ay, Dios! Mi niño, casi me matas de un susto. - Mi hijo se ríe con malicia y ella le da un beso.- Nanita, ¿tienes galletas?- Claro, mi amor. - Ell
Le he rogado toda la m*****a noche a Santiago para que deje venir a su madre a casa. Sé que ahora se está debatiendo si dejarla entrar o no, pero debe dejar su enojo a un lado. Es su madre, debe perdonarla.—Mía, por Dios, estuviste toda la noche pidiendo lo mismo. Ya no insistas —dice Santiago, visiblemente enojado. —¿Por qué no puedes complacerme en eso? —Sabes que te complazco en todo, pero eso ya es diferente, Mía. Solo los estoy protegiendo. —Hablas como si tu madre fuera un peligro para nosotros. —Lo es. Porque desde que encubrió a Julián, se convirtió en un peligro para nosotros. Tomo la mano de Santiago y me acerco a él. —Amor, ya deja tu rencor a un lado. Ella es la abuela de tus hijos. Aurora la extraña mucho, y tu madre también extraña a Aurora. Además, se siente muy mal por no poder estar conmigo en este proceso. Santiago suelta un suspiro y veo resignación en su mirada. —Está bien que venga, pero no me pidas que vaya y me siente como si nada hubiera pasado. Sonrío
Todos están muy felices con el nombre del bebé. Cuando le conté a Lucy, se volvió loca de emoción, así que decidimos que en su cuarto colocaríamos su nombre con letras iluminadas. El cuarto del bebé nos tiene a Santiago y a mí ocupados; queremos que tenga todo lo que necesita. Sin embargo, hoy debo ir a la oficina porque tenemos una reunión importante. Santiago me dijo que no era necesario que fuera, pero yo deseo asistir. Mientras busco ropa, comienzo a desesperarme porque nada me queda. Mi cama está llena de prendas tiradas. —Amor, ¿estás lista? —Santiago aparece en la puerta, mira la ropa y arquea una ceja—. ¿Qué pasó aquí? —¡Nada me queda! —respondo, sentándome en la cama y dejando escapar un sollozo. —Hey, cariño, no llores. No hay por qué llorar. —Es que no entiendes, ¡mi ropa no me queda! —Él se sienta a mi lado y me envuelve en un abrazo. —Cariño, es normal. Nuestro bebé está creciendo. —Acaricia mi vientre y me sonríe—. Está creciendo sano y fuerte. —Perdón... Es que to
- ¡Por Dios, mía, ¿cómo hiciste eso?! - Estoy con Lucy, sentada en un restaurante, contándole lo ocurrido con Santiago, y por lo que veo, ella también está enojada por mi estupidez.- Yo solo... la señora María me lo pidió, ¿qué más podía hacer?- Pues negarte. O sea, por primera vez estoy de acuerdo con Santiago. ¿Cómo vas a exponer a tus hijos a ese loco? Uno nunca sabe con qué va a salir.- Lo sé, amiga, tienes toda la razón. Fui una idiota, pero no merezco que Santiago me trate como si fuera una mala madre. - Ya estoy llorando otra vez, lo que me faltaba. ¡Malditas hormonas!- Ay, mía, estoy seguro de que él no piensa eso. Solo dale tiempo a que se calme y luego hablan bien las cosas.- Él está muy enojado, y creo que ahora está aún más molesto porque le rompí su jarrón caro.- ¿Qué? ¿Cómo que lo rompiste?- Sí, rompí un jarrón. Estaba tan enojada por su comentario que, delante de él, lo rompí y luego me fui como si nada. Ahora debe estar furioso.- Joder, mía, tú sí que metes la p
Santiago está parado frente a nosotros. Su rostro muestra una profunda furia y, cuando mira a su hermana, su mirada se vuelve asesina. Se acerca y me arrebata a la niña de los brazos. —Nos vamos —dice, sorprendiéndome que aún no haya estallado. —Santiago, no te enfades con ella —interviene Julián. Veo cómo este entrega a Aurora a un guardaespaldas y, al darse la vuelta, Santiago le lanza un puñetazo en la cara. —¡Santiago! —Julián se toca la boca, de la cual brota sangre, pero sonríe. —Eso me lo merecía. —Te mereces eso y mucho más - En ese momento, su madre interviene: —¡Santiago, hijo, cálmate! Es tu hermano, míralo, ya está mejor. —Ese desgraciado dejó de ser mi hermano desde el momento en que se atrevió a tocar a Mía —veo la cara de dolor tanto de su madre como de Julián—. Vámonos. Mía, tú y yo hablaremos luego. —Santiago, hijo, no te enojes con ella. Yo fui quien le pidió que viniera. —¿Cómo pudiste, madre? ¿Cómo fuiste capaz de exponer a mi mujer? Es más, ¡no solo expon
Me levanto temprano para arreglar a Aurora y luego arreglarme yo, pero me llevo la sorpresa de que mi pequeña ya está lista, todo gracias a su papá. —¿Sabías que eres el mejor esposo y padre? —digo, dejando un casto beso en sus labios, y él sonríe. —Esta pequeña quería su baño y que su padre la bañara. —Bueno, eso me dará tiempo para bañarme y arreglarme. —¿Piensas salir hoy? —Sí, voy a llevar a Aurora al parque. —Ve con cuidado. Yo ahora me voy a la oficina, pero nos vemos más tarde. —Bueno, amor —deja un beso en la cabecita de Aurora y luego me besa a mí. —Cuídate, amor. —Lo mismo digo. Apenas se va, salgo disparada a la habitación a darme una ducha, aprovechando que Nana se quedó con Aurora. Me ducho y luego busco algo para ponerme. Bajo las escaleras y veo que la pequeña ya está en la carriola, así que meto todo en el auto con ayuda de Nana. —Mi niña, deberías decirle a Santiago que vas donde su madre. —Nana, sabes que él se pondría furioso. No quiero que se ponga así;
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