Capítulo 135: El reencuentro inesperado
El avión aterrizó en Portugal tras un largo viaje. Alejandro bajó las escalerillas con el ceño fruncido, sintiendo la impaciencia retumbar en su pecho. Se giró hacia Andrés y preguntó con frialdad:
—¿Por qué Camila vendría aquí?
Andrés lo miró con una expresión tranquila, pero con un deje de satisfacción en los labios.
—Porque yo se lo sugerí —contestó—. Era un buen lugar para empezar de nuevo.
Alejandro sintió una punzada de molestia, pero antes de responder, Andrés agregó:
—Tengo hambre, vayamos a comer.
Alejandro suspiró pesadamente y asintió con un leve movimiento de cabeza. Ambos se dirigieron a un restaurante elegante en el centro de la ciudad. Un mesero los recibió y los condujo a una mesa junto a un amplio ventanal. Mientras miraban la carta, Alejandro tamborileó los dedos sobre la mesa, incapaz de ocultar su ansiedad.
—Estás nervioso, ¿verdad? —comentó Andrés con una sonrisa ladina.
—Sí, lo estoy —admitió Alejandro, apretando la mandíbu