Observaba por la pequeña ventanilla todo el paisaje que las nubes y la altura le permitían, tratando de no sucumbir al aburrimiento.Eran pocas horas de vuelo, más sin embargo, no podía evitar sentir que los minutos pasaban lentamente.Se acomodó nuevamente en su asiento y sacó el móvil del bolso de su pantalón.Desbloqueó la pantalla y presuroso, fue hacia la galería.Miró embelesado la fotografía que había tomado tiempo atrás y la cuál le había ayudado a mantenerse firme, siendo su fuerza cuando sentía que estaba a punto de darse por vencido.- ¿Se le ofrece algo señor?.- Una hermosa mujer con uniforme de azafata, preguntó amablemente.- No, gracias señorita.- Bueno.- La mujer le sonrió con algo de coquetería que le fue imposible ocultar.Él simplemente rodó los ojos, acostumbrado a aquellas atenciones innecesarias.No se consideraba guapo en absoluto.Su cabello achocolatado al igual que sus ojos, su rostro redondo, su nariz un poco alargada y su mentón bastante pronunciado, desde
- ¿Estás segura de esto?.- Alexein preguntó por milésima vez, según le pareció a Aura.- Ya te dije que sí Alexein, tranquilizate por favor.- Perdón, es que.... ¡Dios!, ¡No quiero verte sufrir nuevamente por ese canalla Aura!, No quiero... No quiero que cada recuerdo que lo involucre te haga llorar de nuevo.- Estás conmigo mi amor.- Aura tomó el rostro del ojigris entre sus manos.- Si estás conmigo, podré hacerlo. Tú y Berenice son mi fuerza.El ojigris resopló no muy convencido, más sin embargo, ya no siguió protestando.Anhelaba desesperadamente protegerla de todo, pero, sabía que no podía, más sin embargo, siempre estaría ahí, para ella.De eso no había duda.El ojigris pisó el acelerador, cuándo el semáforo cambió de rojo a verde.Orien les había llamado para informarles todos los pormenores sobre el arresto de Fernando, por lo que había citado a Aura y a Mariana a declarar en su contra y poder conseguir la pena máxima.Aura no había dudado en aceptar al igual que Mariana, quien
Se quedaron mirándose fijamente el uno al otro, sin atreverse siquiera a parpadear.El uno creyendo que aquello era una pesadilla, el otro, que era la suerte poniéndose de su lado.- El señor Barrera es el agente en cubierto responsable de la caída de Fernando de la Rosa y Ludovico Cassano.Aura se giró hacia Oneidokus a tal velocidad, que probablemente al siguiente día despertaria con torticulis o algo parecido.- Sé que ya lo conoce, pero no cómo quien realmente es. Barrera.- Orien miró hacia Arturo.- Tome asiento por favor y expliquele a la señorita Lamprou lo que está pasando y... Lamentamos haber interrumpido sus vacaciones.- Está bien. El deber ante todo.- Bien. Tome asiento por favor.Arturo asintió, mientras se encaminaba hacia una silla justo al lado izquierdo del lugar, por dónde una leve brisa acariciaba su rostro, dándole un poco de serenidad a su atribulado corazón.- Creo que para que entiendas lo que está pasando y sobre todo, confíes en que no te estoy engañando, es
Una porquería.Un basurero.Una aberración... Eso era aquel lugar olvidado por Dios.Una silla a punto de volverse polvo salió volando, cuando recibió una patada con furia desmedida... Cómo si ella fuera la causante de toda aquella miseria.Años y años tramando, calculando cada paso, midiendo meticulosamente cada movimiento, para no darle lugar a nada que pudiera llevar sus planes al fracaso y al final... Todo se había ido al demonio.Una taza raida se hizo trizas cuando impactó de lleno contra la pared, mientras aquel nombre llenaba su corazón del más puro y vivo odio.Aura de Luca... ó Aura Lamprou, cómo los medios preferian llamarla ahora.Había tratado de quebrarla, destruirla... Minar su voluntad hasta que se diera por vencida... Pero tenía más entereza de la que había imaginado.Y no lo entendía.¿Por qué ella obtenia gloria sin esfuerzo?, ¿Por qué a pesar de todo contratiempo siempre salía airosa de cada situación?. ¿Por qué Aura de Luca parecía tener la vida resuelta sin lucha
- ¡Auch!.Dejó caer las pinzas, al sentir el pinchazo en su dedo.Miró como la sangre, roja y fresca, comenzaba a resbalar por este, dejando tras de sí, un rastro carmesí.Se enderezó y tomó una pequeña servilleta para limpiar la pequeña herida, para luego mirar la pieza a medio acabar: por lo visto ese día tampoco la podría terminar.Restregó su rostro con un mohín de entero fastidio mezclado con hastío, sintiéndose avergonzada nuevamente por no poder controlar sus emociones.- A este paso, llegará el día del cumpleaños de la señora Lombardi y yo ni siquiera tendré la mitad de su obsequio.- Murmuró entre dientes, mientras sumergia el dedo en un bote de alcohol.El escozor no se hizo esperar y un siseo bajo brotó de sus labios. Quiso lanzar un taco y maldecir a todo pulmón, lastimosamente, ese no era su estilo.Miró su dedo con detenimiento y una sonrisa casi tétrica danzó en su rostro.Si esa pequeña herida se la hubiese infligido cuando aún estaba prisionera en las garras de Fernand
- Entonces... ¿Fer... Nereo la mató?.- Aura rompió el denso silencio que amenazaba con asfixiar a todos.Apenas Arturo les había soltado aquella bomba, Aura llamó de inmediato a Alexein y este informó a los demás, por lo que ahora se encontraban todos reunidos en la sala de juntas de la empresa, esperando una explicación.- Aún no lo sabemos Aura. Se están buscando huellas, algo que nos dé una señal, pero aunque todos creemos lo mismo, hasta el momento no se ha encontrado nada que lo demuestre.- El silencio reinó nuevamente después de las palabras de Arturo.- Hizo un trabajo limpio.- Así es Daniel. El arma con la que el crimen fue perpetrado no se ha podido encontrar, además, tiene un golpe en la cabeza, pero fuera de una silla desvencijada y una taza de porcelana hecha añicos... No hay nada más.- ¿Y si se suicidó?.- No lo creo Alexein.- ¿Por qué?, Es una posibilidad.- Según lo que Trueba me dijo, estaba atada con una cuerda y el nudo jamás lo hubiese podido realizar ella misma,
El silencio en el interior del coche era denso, más sin embargo no asfixiante.Aura y Dafne, con ropas negras, pelucas y gorras, esperaban con nerviosismo y ansiedad las noticias de Demeter, mientras Enzio, tamborileaba sus dedos impaciente sobre el tablero del auto.- Si Alexein nos descubre va a matarme.- Ya deja de quejarte Enzio, si tu no le dices y nosotras no le decimos, no tiene por que enterarse.- Aura lo miró con una sonrisa por el espejo retrovisor.- A menos que tengas complejo de vieja chismosa.Enzio negó con la cabeza, sintiéndose contra la espada y la pared.- Se que te preocupa nuestra seguridad y créeme que te entendemos, pero ya estamos hartas de que nos traten como si no tuviéramos la capacidad suficiente de enfrentar esta tormenta.- Dafne tiene razón: nos quieren tener a oscuras y yo no pienso quedarme de esa forma. Además, ellos también han hecho cosas a nuestras espaldas, no tienen derecho a reclamar nada.Estaba a punto de añadir algo más, cuando a lo lejos, vi
Eran las siete de la noche y todo gritaba lujo y esplendor en toda la mansión. Fernando de la Rosa había lanzado la casa por la ventana, y más allá de un recibimiento cálido, era también la oportunidad perfecta para derrochar dinero a lo grande y presumir de su vasta riqueza. Quería demostrar a los Ferrer por que él era su mejor opción como socio. Era un experto en negocios y había construido su imperio desde cero. Era inteligentemente frío y calculador. Un tigre sin escrúpulos en los negocios y en cualquier ámbito de la vida, todo un prodigio de los números y el análisis. Llevaba años intentando conectar con aquella rica y poderosa familia y por fin lo había conseguido. Una hermosa mujer se encontraba en una enorme habitación color rosa, con una cama tamaño king, una cama estilo cuna, y un enorme guardarropa que cubría una de las paredes. También había un enorme tocador, una enorme puerta caoba que daba a un baño muy grande, una zapatera y un depósito de juguetes.La habitación ten