Contrariada por sus palabras, Iva frunció el ceño, Alastor jamás la había celado por la ropa que usaba, al contrario, le encantaba cuando usaba ropa escotada, por lo que esperaba que, con su hija, fuera algo similar.
Obviamente, se había equivocado, el hombre sería un padre celoso.
–Dante dijo lo mismo –recordó Anna
–¡Lo ves! –exclamó Alastor
–¿A ti te gusta? –le preguntó Iva a Anna
–Sí, me gusta mucho, además, Gaby y Pía lo escogieron para mí –
–Entonces no se diga más, eso usarás –dijo Iva alegremente
–¿Disculpa? –gruñó Alastor –¿Acaso no me escuchaste? –
–Lo hice, pero a tu hija le gusta, ¿realmente vas a privarla de algo que le gusta? –
–No, pero podríamos llevárselo a Gael y que se lo haga más largo…–
–¿Realmente quieres llevárselo a Gael? –
–Seguramente lo hará más corto –dijo Anna riendo ante el semblante horrorizado que su padre había puesto
–Déjalo así, nuestra hija se verá preciosa con ese vestido –dijo Iva antes de tomar la mano de su compañero y arrastrarlo esca