94. Nos permitiría descansar
Agitaba levemente a Alexander mientras mis lágrimas caían en su rostro. Su semblante calmado era tan contrario al caos que había encima de nosotros. Aquella casa, en un fuego abrazador e imposible de comprender. Era un infierno donde habíamos sido arrastrados sin quererlos.
—Alexander…por favor…no me hagas esto….tu prometiste que estarías conmigo cuando te necesitaras ¿Lo recuerdas? —Murmuraba con mi voz quebrantada. —Cuando nos casamos me lo juraste ¡Me juraste que siempre estarías conmigo para amarme!
Su silencio era ensordecedor. Mientras mis dedos rozaban su piel, acariciaban su rostro que estaba completamente cubierto de sudor. Buscaba algo, una chispa, que me confirmara que estaba vivo. Sentía cómo el aire abandonaba mis pulmones, llevándose consigo poco a poco mi esperanza.
Su respiración era pausada, con un ritmo leve. Era inevitable para mí sentir cómo se partía mi corazón al observarlo en un estado tan débil y desprotegido, como si estuviera a punto de exhalar su último a