41. Caballos
—¡Mami! ¡Despierta mami!
Los chillidos llenos de alegría de Alejandro podrían ser capaces de mover una montaña. Levantarme resultaba complicado debido a que Alexander me envolvía como un gran oso con sus abrazos. Pude escuchar su leve risa tras la situación y agradecía que ambos hubiéramos dormido con pijama. Alejandro brincaba en la cama, provocaba que nos moviéramos de un lado a otro.
—Alejandro, ten cuidado, te vas a caer. ¿Podrías dejar de brincar?
—¡Por favor, mamá, despiértense! La abuela nos dijo que nos llevaría a montar caballo.
—Campeon tu madre dijo que no saltaras. —Hablaba de manera serena pero seria. Alejandro detuvo sus saltos como por arte de magia al escuchar a Alexander.
—Papá. —Movía ligeramente la cabeza notando a Anastasia dejar a cookie en el suelo y alzar la mano para que la subiéramos a nuestra cama.
Alexander levantaba a Anastasia para ponerla en la cama. Una escena sumamente familiar que aunque no quisiera admitirlo me gustaba.
—Tío Alexis nos dijo qu