Lentamente, levanto mi mirada porque sé que no hay manera de fingir que no lo estaba viendo y desviarla sería mostrar cuan avergonzada me siento. Por eso, detallo su cuerpo aunque mi mirada lo recorre rápidamente.
— ¿Ya acabaste, pervertida?— Solo miraba una mancha en tu pantalón, Reymond. Pero, si eso es motivo de perversión, no soy alguien para contradecir a un alfa. — digo encogiéndome de hombros.— Entonces, lo que te estabas preguntando es si te dejaría lavar mi pantalón, ¿es eso lo que quieres? — pregunta Reymond y yo de inmediato me escandalizo, sobre todo, porque comienza a desabrochar el pantalón.‘¿Acaso he escuchado mal?’ me pregunto mentalmente.— ¡Por supuesto que no quiero hacer eso! — digo escandalizada.— Soy un alfa, Elise. Si alguien en el mundo sabe que es sentir deseos lujuriosos, soy