Alonso estaba conduciendo velozmente por la ciudad, sin rumbo alguno hasta que encontró una floristería y verduleros juntos. Se aparcó y salió del auto. Fue primero a la verdulería les pidió las mejores peras, pequeñas y de otros colores. Después de verificar que estuviesen buenas las llevo a la floristería. Alonso sonrió a la dependiente y le preguntó si podía hacer un arreglo con peras la mujer dio y contestó puedo hacer un arreglo con nuggets de pollo. Los dos rieron y Alonso le pidió margaritas y lirios blancos. El hombre le dejó una nota a Lucrecia y dio la dirección de su oficina y su casa, fue muy enfática en que le dieran el arreglo personalmente sin excepción.
Dejo una propina muy generosa y se fue al cementerio. Cuando estaba en el auto recibió una llamada de Verónica.
—Verónica. ¿Qué pasa?
—Tenemos un problema. —dijo agobiada. —Lauren y Samuel se escaparon. El guarda no pudo detenerlos. Se subier