Dado que no podían continuar con la conversación, Julio no insistió.
—Tranquilo, lo que dije antes fue en serio. No voy a meterme en lo que pase entre María y Juan. Pero hay algo que necesito dejar claro.
Julio miró a Jaime con una mirada fría.
—Si te atreves a tocar a Sofía, no vengas a mí después de que se haya roto nuestra amistad.
Conocía muy bien a Jaime. Si Sofía emparejaba a María y Juan, Jaime culparía a Sofía. Y en ese caso, había muchas posibilidades de que Jaime reaccionara de manera irracional.
Jaime no pronunció palabra y Julio se quedó callado. Algunas cosas solo necesitaban decirse una vez.
Julio se levantó y se preparó para marcharse.
—Sería bueno si te fueras.
Luego, se dio la vuelta y se reunió nuevamente con Sofía. Lo que decidiera Jaime estaba fuera de su control y no le preocupaba.
Después de cenar, los cuatro no se apresuraron a volver a casa, sino que caminaron a lo largo de la ribera del río. Sofía y Julio caminaban adelante, dando deliberadamente espacio a