Desperté muy ansiosa.
 «Aún estaba preocupada por lo de ayer. Había sobrepasado una línea, había sido grosera con él por el mechón de pelo y después me molesté.
Es que, ¿a quién no le va a molestar que digan que es la amante? O sea, no nos tenemos esa confianza. No llevamos más de quince días de conocernos y, la verdad, no es que hayamos charlado mucho de nuestras vidas.
Él solo habla tan fácil y abierto con mi tío, y yo aún estoy retraída por todo lo que me ha pasado. Para decir la verdad, anímicamente ha sido una m****a. Todos los días me levanto llorando y todas las noches llamo a papá.
Sé que estoy haciendo las cosas más difíciles para mí, pero tampoco sé cómo hacerlas más sencillas. Ahora, gracias a esto, sé que no soy la persona más fácil de tratar. Pero él tampoco lo es.
Y en mi defensa, he sido muy profesional… hasta el día de ayer.
No quise desayunar abajo. Esperaba tener el mínimo contacto no laboral con él. Si esto no mejora, creo que será mejor decir que renuncio.
 O él lo