CAPÍTULO 34: EL JUICIO
Hazel
Mi estúpido corazón se acelera como un loco al escuchar a Erik defenderme con esa convicción feroz. Aunque sé que lo hace únicamente porque llevo a su cachorro, no puedo evitar que una chispa de esperanza absurda se encienda dentro de mí. ¿Y si, tal vez, una diminuta parte de él me está defendiendo porque le importo? Pero mi ilusión se tambalea al ver la mirada implacable de Wilax, tan afilada como una daga lista para hundirse en mi carne.
La tensión en la sala es sofocante, como una olla a presión que amenaza con estallar en cualquier momento. El Alfa Wilax se niega a retroceder, y el brillo cruel en sus ojos me dice que no descansará hasta que pague por la muerte de Kara, sin importar cuán débil y vulnerable parezca.
—Mucho cuidado deberías tener tú, Alfa Erik —gruñe Wilax. Su voz grave vibra en el aire—. Kara se convirtió en tu Luna, sí, pero seguía siendo parte de mi manada también. Como fue una protegida de los tuyos quien la atacó, nuestra alianza est