EMMA
El calor es insoportable. Mi piel arde, y el aire está cargado de humo que quema mi garganta con cada respiración. Intento moverme, pero algo pesado me mantiene atrapado. Las llamas rugen a mi alrededor, acercándose cada vez más.
-¡No! ¡Por favor, no! —grito, pero mi voz se pierde en el estruendo del fuego.
Las imágenes son borrosas. Mi auto destrozado, el dolor en mi costado, las voces de Jhon y Tomas burlándose de mi impotencia mientras me dejaban morir.
Siento las lágrimas mezclándose con el sudor en mi rostro. Estoy perdido. Estoy…
De repente, un golpe sordo y frío me saca de las llamas. Mi cuerpo da un respingo, y abro los ojos de golpe, jadeando como si acabara de salir a la superficie después de estar bajo el agua demasiado tiempo.
Estoy en una cama. Un techo de madera se alza sobre mí, las vigas rústicas me parecen extrañas y familiares al mismo tiempo. El costado de mi torso me arde intensamente, y cuando intento moverme, un grito de dolor se escapa de mis labios.
—¡Oh,