EMMA
El sonido de mis propios pasos parece ensordecerme mientras me muevo de un lado a otro en el salón. Mi mente es un caos absoluto, y cada minuto que pasa siento cómo la angustia me carcome. Sé que el plan está en marcha, pero no logro convencerme de que todo va a salir bien.
Mis ojos se clavan en la puerta que Damián cruzará en cualquier momento. No puedo dejarlo ir sin decirle algo, sin recordarle que no solo está arriesgando su vida por venganza, sino también por nosotras, por Luna y por mí.
El sonido de sus botas en las escaleras me sobresalta. Al verlo, mi pecho se llena de emociones contradictorias. Está vestido con un suéter oscuro y jeans, ropa sencilla que, irónicamente, lo hace parecer más peligroso que nunca. Su mirada es una mezcla de determinación y algo más... algo que no sé si quiero identificar.
Se detiene al notar mi expresión, y su ceño se frunce ligeramente.
—¿Estás bien? —pregunta con un tono que intenta sonar neutral, pero sé que está preocupado.
—No —admito sin