DAMIAN
El disparo retumba en el aire, seguido de un silencio que parece eterno. Mi cuerpo reacciona antes de que mi mente pueda procesarlo, girándome hacia donde Rocco cae al suelo como si el tiempo se hubiese ralentizado. El grito de Emma a través del auricular se apaga cuando mi enfoque cambia completamente.
La sangre de Rocco mancha el pavimento, y mis piernas se mueven antes de que pueda detenerlas. El caos estalla a mi alrededor. Personas gritan, algunos corren, y los hombres de Tomás se mueven como sombras en la periferia.
Mi mente está en un torbellino de rabia, adrenalina y miedo mientras trati de legar a Rocco. Cuando lo alcanzo, está en el suelo, sujetándose el hombro con una mano, mientras la sangre mancha su camisa.
—¡Rocco! ¿Estás bien? —me arrodillo a su lado, tratando de evaluar rápidamente la gravedad de la herida.
Él me mira, su rostro contraído por el dolor, pero con una chispa de determinación en sus ojos.
—Es solo el hombro, jefe —gruñe, intentando levantarse—. No