—¿Por qué lo hiciste, Jhon? ¿Por qué has cambiado mi medicina? ¿Por qué me has engañado todos estos años? ¡ME QUITASTE LO QUE MÁS QUERÍA! —mi voz tiembla, y aunque trato, no consigo contener las lágrimas. —¡Porque nunca te he amado! ¡No te amo, Emma! —su voz es fría, distante. Mi mundo se desmorona en ese momento y sé que no puedo seguir aquí. Pero él no va a dejarme ir tan fácilmente. —¡Me quiero divorciar! —No vas a ninguna parte. Eres mía, siempre lo serás, aqui el amor no importa, así que acostumbrate a esto. Es entonces cuándo aparece Damian White, un hombre misterioso, intrigante... pero peligroso. —¿Puedo confiar en ti? —le pregunto, insegura. Él sonríe con una oscuridad en sus ojos que me atrape y me asusta por igual. —Voy a ayudarte a conseguir lo que quieres, Emma, lo prometo. Lo que no sabía es que para Damian yo era solo una pieza más en su juego de venganza. Ya no quiero a nadie. Ya no confío en nadie. Ahora soy parte de una venganza mucho más grande.
Leer másDAMIANMis ojos se quedan fijos en los de Jhon y por primera vez parece que puedo ver algo de humanidad en ellos, pero ya es demasiado tarde para arrepentimientos de su parte.Puedo recordar los golpes de Emma, las humillaciones que le hizo pasar y hasta solo unos días pude ver a Sofía empezar a vivir lo mismo, es solo cuestión de tiempo para que su hijo sea el siguiente.Sin eambrgo, no alcanzo a decirle nada de esto, porque antes de que pueda responder una rafaga de disparon nos rodea.Los refuerzos han llegado.Aprovecho su distracción para moverme hacia una mejor posición, pero sé que no tengo mucho tiempo, me levanto y busco a Tomas que está tratandod e salir.—¡Ríndete, Tomás! —grito de nuevo, mi voz llena de furia.—¿Rendirme? —su voz vuelve a surgir de las sombras, ahora más cercana—. No, Damián. Yo no soy como tú. Yo no me dejo manipular por emociones inútiles.De repente, aparece frente a mí, su arma en mano. Por un segundo, ambos nos quedamos inmóviles, evaluándonos mutuame
DAMIANEl disparo retumba en el aire, seguido de un silencio que parece eterno. Mi cuerpo reacciona antes de que mi mente pueda procesarlo, girándome hacia donde Rocco cae al suelo como si el tiempo se hubiese ralentizado. El grito de Emma a través del auricular se apaga cuando mi enfoque cambia completamente.La sangre de Rocco mancha el pavimento, y mis piernas se mueven antes de que pueda detenerlas. El caos estalla a mi alrededor. Personas gritan, algunos corren, y los hombres de Tomás se mueven como sombras en la periferia. Mi mente está en un torbellino de rabia, adrenalina y miedo mientras trati de legar a Rocco. Cuando lo alcanzo, está en el suelo, sujetándose el hombro con una mano, mientras la sangre mancha su camisa.—¡Rocco! ¿Estás bien? —me arrodillo a su lado, tratando de evaluar rápidamente la gravedad de la herida.Él me mira, su rostro contraído por el dolor, pero con una chispa de determinación en sus ojos.—Es solo el hombro, jefe —gruñe, intentando levantarse—. No
Hola cariñitos, primero que nada les agradezco por estar pendientes de mí. Quiero comentarles varias cositas, la primera es que como imaginarán los ingresos de la app no me dan para vivir de esto, por lo que tengo un trabajo aparte que me quita tiempo, razón número 1 por la que me demoro algunas veces en actualizar. He visto que han comentado que “Abandono” todas mis novelas o que la novela pasada sucedió lo mismo y recuerdo muy bien que la novela anterior se terminó, yo quise hacer unos extras de personajes secundarios pero lastimosamente todo acá debe pasar por editores y si no me aprueban y dan publicidad, pues no funciona y eso fue lo que pasó. Otra cosita más es que deben entender que igual que ustedes soy una persona HUMANA, que no soy un robot y escribir no es lo más sencillo, tengo un bloqueo y la nueva novela no tiene nada que ver. A parte he tenido la virosis de la grupo y los ánimos en el suelo, pero si esto hace que no me quieran seguir leyendo, entonces lo entiendo.
EMMAEl sonido de mis propios pasos parece ensordecerme mientras me muevo de un lado a otro en el salón. Mi mente es un caos absoluto, y cada minuto que pasa siento cómo la angustia me carcome. Sé que el plan está en marcha, pero no logro convencerme de que todo va a salir bien.Mis ojos se clavan en la puerta que Damián cruzará en cualquier momento. No puedo dejarlo ir sin decirle algo, sin recordarle que no solo está arriesgando su vida por venganza, sino también por nosotras, por Luna y por mí.El sonido de sus botas en las escaleras me sobresalta. Al verlo, mi pecho se llena de emociones contradictorias. Está vestido con un suéter oscuro y jeans, ropa sencilla que, irónicamente, lo hace parecer más peligroso que nunca. Su mirada es una mezcla de determinación y algo más... algo que no sé si quiero identificar.Se detiene al notar mi expresión, y su ceño se frunce ligeramente.—¿Estás bien? —pregunta con un tono que intenta sonar neutral, pero sé que está preocupado.—No —admito sin
DAMIÁNEl volante tiembla bajo mis manos mientras conduce hacia la casa. Mi mente es un torbellino de emociones, una mezcla de incredulidad, rabia y una urgencia aplastante. Cada kilómetro que recorro parece eterno, cada semáforo un obstáculo deliberado.No puede ser él. No tiene sentido. Pero los hechos no mienten, y ahora, sabiendo lo que sé, tengo que actuar rápido. Lo más importante ahora es proteger a Emma y Luna. Nada más importante.Cuando finalmente llego, dejo el auto prácticamente en marcha y corro hacia la puerta principal. Alex y Melissa me esperan en el vestíbulo, sus expresiones graves confirmando que ellos también entienden la gravedad de lo que acabamos de descubrir.—Vayamos al estudio —les digo, manteniendo mi voz baja. No quiero alarmar al resto del personal.Melissa asiente y se dirige hacia la puerta mientras Alex se queda un momento a mi lado.¿Estás seguro de que quieres decírselo? —pregunta en voz baja.—Tiene que saberlo —respondo, mi tono firme.Alex asiente,
DAMIÁNEl aire dentro de la sala está cargado de tensión, pero no es nada comparado con lo que siento en el pecho. Emma está frente a mí, con los brazos cruzados y una expresión de pura determinación que me recuerda por qué me enamoré de ella en primer lugar. Pero también me desespera.—Emma, te lo dije. No vas a venir al almacén —repito por quinta vez, esforzándome por mantener la calma.—Y yo ya te respondí —me dice, elevando la barbilla desafiante—. No pienso quedarme aquí sin hacer nada. Quiero estar ahí. Esa mujer sabe cosas que afectan mi vida y la de Luna. No me voy a quedar esperandoRespiro hondo, cerrando los ojos por un momento. Su terquedad es agotadora, pero también... fascinante. Ella no es la misma mujer que conocí hace un año. Esta Emma pelea, y aunque me saque de quicio, no puedo evitar admirarla.—No es seguro —le digo, mi voz más baja pero no menos firme—. Sofía no es de fiar. No sabemos cómo reaccionará si sabe que estás vva, suponiendo que no lo sepa. Y si Tomás
DAMIÁN El sol golpea con fuerza, filtrándose a través de las ramas de los árboles que bordean el parque. El aire está cargado de un murmullo constante: familias jugando, parejas paseando, niños corriendo tras pelotas o bicicletas. Es un día cualquiera, pero para mí, no hay nada ordinario en esto. Cada paso que doy es calculado, cada mirada que lanzo, sospechosa. Estoy en territorio enemigo, aunque nadie aquí lo sepa. Mi cuerpo está tenso. La sensación de que alguien me sigue no me abandona desde que llegué. Mis ojos recorren el parque, buscando algo o a alguien fuera de lugar. Respiro profundamente para calmarme, pero mi mente está en constante alerta. Un hombre se acerca desde la izquierda, demasiado cerca. Es alto, delgado, viste ropa casual que no llama la atención, pero su mirada parece fija en mí. No tengo tiempo de reaccionar antes de que me hable. —Disculpe, ¿sabe dónde puedo encontrar una cafetería cercana? —pregunta, con una voz que intenta sonar relajada, pero not
EMMA El día ha llegado. Hoy empezamos a poner en marcha el plan para atrapar a Tomás. El nudo en mi estómago no me deja respirar con normalidad. Me muevo de un lado a otro en la habitación, incapaz de quedarme quieta. Cada minuto que pasa siento que el reloj juega en nuestra contra. Luna está dormida en la cuna improvisada junto a mi cama, ajena al caos que vive en mi mente. Él va a exponerse. Va a caminar directo hacia el peligro. Y lo peor de todo es que yo lo dejé hacerlo. Tomo aire y lo suelto lentamente, tratando de calmarme, pero mis pensamientos no dejan de girar en círculos. Samuel no ha hablado conmigo desde la discusión de ayer. Su mirada distante y llena de juicio me persigue. Cada vez que recuerdo sus palabras, me pregunto si he tomado la decisión correcta al darle a Damián una oportunidad de redimirse. «¿De verdad lo has perdonado?», había dicho Samuel, y esa pregunta me sigue torturando. ¿Lo he perdonado? No lo sé. Pero lo que ses que el miedo de perderlo me c
DAMIÁN El aire de la mañana entra fresco por la ventana de mi habitación, pero no es suficiente para despejar el torbellino de pensamientos que se ha instalado en mi mente desde anoche. No dejo de pensar en Emma, en ese beso que compartimos. Su sabor, su calor, todo de ella sigue tan vívido en mi memoria que apenas puedo concentrarme. Es como si mi cerebro estuviera dividido: una parte enfocada en el plan para atrapar a Tomás, y otra, más insistente, pensando en cómo recuperar por completo a la mujer que amo. “La mujer que amo”. Aún suena extraño admitirlo en voz alta, pero es la verdad. Ya no hay forma de ocultarlo ni de engañarme a mí mismo. Solo espero que, al final de todo esto, Emma pueda verme con los mismos ojos con los que yo la veo. Me levanto y me visto rápidamente. Necesito despejarme. Camino hacia el jardín delantero, dejando que la brisa matutina me golpee el rostro. El vecindario está tranquilo, con algunos vecinos paseando a sus perros y otros sacando la basura