5. Memorias

Felipe se detuvo a escasos centímetros de ella y fue suficiente para bajar la guardia... soltó sus puños y relajó sus hombros mientras la encerraba con sus brazos en la pared y sentía como la ira se desvanecía. A esa distancia podía percibir su aliento cálido, su respiración agitada y su aroma seductor mientras recorría su rostro con los ojos oscurecidos y sentía como el pecho se le oprimía con solo contemplar esos bellos ojos que una vez lo habían hechizado y esos labios tan provocativos que tanto había besado...su corazón estaba fuera de control y su cuerpo empezó a temblar.

El tiempo se detuvo mientras era embriagado por su dulce aroma y la calidez que emanaba de su cuerpo a traves del vestido, los recuerdos lo avasallaron hasta detener su respiración y quedar sin aliento; entonces lo invadió la necesidad imperiosa de acercarse un poco más, la tomó de los hombros y buscó sus labios pero ella reaccionó y apartó el rostro al tiempo que empujaba los brazos hacia afuera y se le escapaba.

Ella cogió su bolso, corrió al otro extremo de la oficina y se sentó en el sofá auxiliar mientras temblaba de manera incontrolable... apretó el bolso en sus piernas hasta sentir dolor en los nudillos pero no logró calmar el temblor de su cuerpo ni la marejada que era su mente. Cerró los ojos y respiró profundo antes de decirle con el tono más neutral que pudo simular:

-Sal de mi oficina, Felipe, sal de mi oficina, de mi compañía y de mi vida, no te quiero en ella -le dijo, pero más que neutral sonó como un ruego.

Al otro extremo, Felipe seguía en el mismo lugar con la cabeza y el brazo derecho apoyados en la pared tratando de recuperar el control de su cuerpo desbocado; cerró los ojos y respiró profundo sin encontrar alivio mientras golpeaba la pared con la palma y se lamentaba por su debilidad; porque había descubierto y revelado que lo seguía afectando de tal manera que su intimidad había respondido a su hechizo igual que en el pasado... esperó unos minutos antes de volverse y cuando estuvo más calmado recogió el teléfono de la alfombra y salió de la oficina sin mirarla.

Al llegar al ascensor recordó a qué había venido, entonces marcó su número personal y siguió el sonido del teléfono pero ella se levantó por instinto al oírlo y se apoyó de nuevo en la pared mientras seguía aferrada a su bolso con la mirada fija en el piso...entró y después de tomar el móvil salió, pero esta vez la miró con ojos endurecidos dispuesto a no regresar.

Alejandra lo miró mientras salía de la oficina y lo siguió hasta perderse en el hall. Se estremeció al ver su andar seguro y admiró su figura varonil que lucía espléndida en ese traje hecho a la medida.

-¿Qué rayos fue eso?-se dijo mientras volvía al sofá y se recostaba con los ojos cerrados. Trató de enfocarse y tomar control de sus pensamientos porque la cercanía de Felipe había despertado sensaciones abandonadas en lo profundo del olvido que hicieron que su cuerpo reaccionara. Recordó el ligero temblor de sus labios y el corazón latiendo sin control cuando él la atrapó en ese rincón y reconoció que el tiempo había acentuado ese aire seductor que lo hacía irresistible y quiso dejarse llevar, pero al oler el peligro se escapó de sus brazos.

Sus insultos aún resonaban en sus oídos ¿Cómo se atrevía a cuestionarla? ¿por qué el rencor en sus palabras? ¿cómo le permitió acercarse tanto? Respiró profundo con intención de recobrar la calma y repitió el proceso cinco o seis veces hasta tranquilizarse. Marco aún no regresaba y no quería que la encontrara alterada porque era un chico muy listo; además sospechaba que estaba involucrado con la llegada sorpresiva de Felipe a la oficina.

Ya más calmada miró su reloj y vio que eran las ocho y media.

- ¡Increíble!, ¿por qué se demora tanto? -dijo- Hacía ya media hora que había salido por el sobre y aún no regresaba. Conocía a su amigo y seguro estaba resolviendo algún lío...de pronto, escuchó voces en el hall y luego entró con el sobre en la mano.

-Acabo de ver a Felipe Cástellor tomar el ascensor, me dijo que se habían presentado y que le habías ayudado a recuperar su teléfono. Parece que lo dejaste impresionado porque se veía muuuy ¡ejem! vigoroso -le dijo con una mirada traviesa- ¿Le mostraste las garras, cierto?

Alejandra lo miró con los ojos entrecerrados y esbozó una ligera sonrisa, se sentía cansada y no quería discutir pero él insistió mientras se sentaba a su lado.

-Dime la verdad...¿Qué le hiciste a ese tipo? -ella lo miró de nuevo y respondió:

-Nada, solo planté banderas -el chico la miró y sonrió...

-¿Banderas de qué color?

-Amarillas -replicó.

-¿Se te insinuó, cierto? ¡quedó muy claro que le gustaste! ¿banderas rojas? -ella lo miró algo irritada...

-¡Está bien! Te creo...banderas amarillas, ¡ufff! ¡Qué descanso! -Respiró aliviado porque sabía el significado de plantar banderas y, por un momento, se preocupó por la actitud de ella.

-Bueno, aclarado el color... ¡te presento al gran ganador! -y puso ante sus ojos la tarjeta seleccionada.

-Cástellor Enterprises, -leyó ella sin mucho entusiasmo- ¿los mismos de la cadena de Resorts?

-Los mismos, -contestó él- por eso me preocupaban tus banderas... -le dijo y pellizcó su mejilla. Ella sintió una punzada en la cabeza y enseguida unió las piezas.

-¿Felipe Cástellor es el dueño? -lo miró con los ojos muy abiertos.

-Sí... es la empresa de su famila, él es el CEO -la chica se quedó sin palabras. De pronto se sintió mal, fue al baño y cerró la puerta mientras se apoyaba en ella.

-¡Rayos, rayos, rayos! ¡ Esto no puede estar pasando! -se dijo en voz baja- Nunca me dijo que su familia era acaudalada. Siempre quiso abrirse camino por sí mismo...

De inmediato llamó a Samuel para que la recogiera porque quería irse a casa. Escuchó la voz de Marco y, una vez en calma, organizó sus objetos personales y se dirigió a la salida bajo la mirada escrutadora del chico quien estaba extrañado por su actitud, pero lo dejó pasar porque supuso que todo era producto del cansancio. Una vez en el ascensor se despidieron con un beso.

-Y ahora, ¿qué? -se preguntó Alejandra mientras se recostaba en la cojinería del automóvil rumbo a la villa. ¿Cómo podré resolver esta situación? Los mecanismos de selección de la compañía eran transparentes y una vez aplicados no tenían reversa salvo contadas excepciones y en este caso en particular no aplicaba. Su esposo le había enseñado a ser una profesional por encima de cualquier circunstancia, por tanto no podía salir ahora con excusas no fundamentadas para reversar un proceso. Sintió el cuerpo apretado y su respiración se tornó pesada como si estuviera varios metros bajo el océano...No quería verlo de nuevo y no aceptaba la idea de trabajar con él.

Con esa sensación abrumadora abrió la ventanilla e hizo una inspiración profunda mientras dejaba que el aire frío le latigara el rostro y sintió alivio; notó que ya transitaban por la vereda la cual estaba solitaria, fría y oscura al igual que su corazón. En la radio sonó una canción que la transportó a sus años de universidad "Deja que tus sueños sean olas que se van, libres como el viento, en mitad del mar; creo que la vida es un tesoro sin igual, de los buenos tiempos siempre quiero más" -by D. Torres- Subió la ventanilla y cerró los párpados al tiempo que la nostalgia la embargaba.

-Mañana será otro día y tal vez brille el sol -se dijo- tal vez ese tornado llamado Felipe Cástellor solo haya sido un espejismo...-y se mordió los labios de solo pensar en lo cerca que estuvo de caer de nuevo en sus brazos.

Pero un tornado nunca puede ser infiel a su naturaleza y eso era algo que ella no estaba considerando...

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo