2. "Su reputación le precede"

El conductor era habilidoso pero prudente, su padre había ejercido el oficio para la familia Giordanelli antes que él y al retirase ocupó su lugar; se caracterizaba por su discreción, puntualidad y amabilidad, cualidades que Alejandra valoraba.

-Samuel, ¿Como está su papá?

-Muy bien, Señora Alejandra, gracias por preguntar; está feliz con mi mamá en su casa de campo en la sabana.

-Le da mis saludos, ¡por favor!

-¡Con mucho gusto!

El tráfico estaba lento pero Samuel era especialista en encontrar vías despejadas, sin embargo esta vez la tarea estaba difícil.

Alejandra intentó distraerse con su teléfono, estaban a diecisiete grados y eran las nueve menos diez y aún faltaba un buen trayecto; observó una vez más los innumerables edificios y los rascacielos con diseños muy modernos que acentuaban ese aire de gran metrópoli de su ciudad; luego miró el cielo despejado y luminoso como un regalo en medio de la temporada lluviosa de esos días.

El timbre de su teléfono la sacó de su abstracción. Era Laura, su asistente personal con la agenda del día. Un par de citas con aliados estratégicos, almuerzo con la directora de la fundación Giordanelli y en la tarde, reunión con Marco para analizar las propuestas de inversión para expandir la oferta hotelera de la compañía.

-Un día normal Laura ¡Gracias! Nos vemos pronto, ya estoy cerca.

Mientras terminaba la llamada, el conductor ingresó al estacionamiento subterráneo de la Torre Giordanelli, un hermoso edificio de veinte pisos que era la sede de la compañía y de uno de sus hoteles boutique más icónicos. Entraron a la zona exclusiva para ejecutivos y empleados con acceso directo a los ascensores privados que conducían a las oficinas ubicadas entre el piso quince y el veinte. Samuel abrió la puerta del auto y ellla bajó, se puso el abrigo y se dirigió al ascensor panorámico... Mientras subía, esbozó una sonrisa ante el esplendor de la ciudad y cuando el ascensor se detuvo en el vigésimo piso se dirigió a su oficina no sin antes saludar a su asistente con callidez

-Buenos días, Laura

-Buenos días, ¡jefa! ¡Bienvenida!

-Té verde y mis pistachos, por favor.

-¡Enseguida jefa!

Alejandra descargó su cartera y su Mac en el escritorio y se sentó. El lugar estaba impecable gracias a la eficiencia de su asistente quien trajo lo solicitado y le entregó el Ipad con toda la información clave de la agenda y después de tomar notas sobre asuntos que gestionar para su jefa se retiró a su despacho.

La mañana transcurrió de manera fluída y muy interesante; logró afianzar las relaciones comerciales con los socios estratégicos y acordaron liberar activos para mejoramiento de infraestructura orientada al logro de las metas de sostenibilidad ambiental, una de las prioridades de la compañía. Al medio día, se dirigió al restaurante italiano del hotel para su almuerzo de negocios con Mariana Cifuentes, directora de la fundación Giordanelli, la cual fue creada por ella en honor a su esposo con el objetivo de fomentar la educación como eje promordial de la sostenibilidad ambiental. Después de saludar a Mariana ordenó unos raviolis de pavo y nueces, una ensalada caprese y agua mineral.

Una vez se despidió de la directora se dirigió al tocador pero se detuvo al escuchar una voz familiar y al voltear descubrió a Marco quien conversaba muy efusivo con un hombre alto y elgante, vestido con un atuendo casual pero impecable; quiso saludarlo pero, mientras se acercaba, el hombre que estaba de espaldas soltó una carcajada que la dejó helada...

-¡Ja,ja,ja! ¡Ya quiero conocer a tu socia! Me han dicho que es muy hábil para los negocios y muy bella, un hueso duro de roer, ¿ehh?...¡Su reputación le precede!

De inmediato se sintió mareada y con deseos de huir; reconocía esa risa y la voz con ese acento sutil que la hacía inconfundible. A un par de metros dio un giro de golpe pero tropezó con alguien quien, por fortuna, era su mejor amiga y directora del Spa del hotel quien iba del brazo de un chico camino a la salida.

-¡Aleja querida! ¡Rayos! ¿estás bien? ¿qué fue eso? -La abrazó con cariño- Alejandra respondió al abrazo y le susurró:

-Sara, acompáñame al tocador sin que nos vea Marco, ¡por favor! -suplicó- La chica ubicó a Marco y  la tomó del brazo mientras giraba en sentido opuesto. El restaurante era uno de los mejores de la ciudad y muy frecuentado por su ubicación en el Centro internacional de negocios, por tanto fue fácil para ellas diluirse entre los visitantes sin ser descubiertas.

Una vez en el tocador, su respiración se aceleró, su piel palideció y fue presa de una agitación generalizada...corrió al lavamanos y se mojó el rostro. Sara estaba con los ojos y la boca abierta sin entender la reacción de su amiga... "¿Qué rayos la ha descompuesto de esta manera? Alejandra siempre ha sido muy controlada, nada de dramas" -pensó- ¿Por qué reaccciona de esa forma?"

Sara se acercó a ella y la ayudó a secarse, la llevó a unos de los divanes ubicados en la estancia y le ayudó a controlar la respiración hasta que poco a poco se recuperó. En ese momento, el chico se asomó preocupado.

-¿Están bien? Sara le respondió:

-Sí, cariño, todo bajo control, si quieres te adelantas y nos vemos en el Spa, ¿vale?

-¡Ok! El chico miró a Alejandra quien mantenía los ojos cerrados y luego se despidió de Sara con un beso en el aire.

Después de unos minutos, Alejandra estaba más tranquila y con más control mientras su amiga la observaba con una mezcla de preocupación e intriga. Sara tenía muchas preguntas pero decidió respetar su silencio hasta cuando estuviera lista para hablar...Por experiencia sabía que si su amiga había reaccionado de esa forma era por algo grave pero no hablaría de ello hasta no estar lista, por tanto, esperaría a que ella se abriera. La abrazó con ternura pero ese gesto bajó sus defensas y empezó a llorar sin control mientras ella secaba sus lágrimas y la consolaba hasta que se fue quedando dormida en el diván y en susurro le decía...

-Ha regresado, Sara...él ha regresado... el hombre que me rompió el alma está de vuelta...

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo