Llevo varias horas dando vueltas en la cama, los recuerdos de lo que pasó esa noche llegan en tropel a mi mente.
Abro los ojos y me despierto lentamente, giro en la cama para quedar boca arriba. Mi mano busca instintivamente a Adrien, pero no está a mi lado. Froto mis ojos para despertarme por completo y busco con la mirada por la habitación.
— Buenos días, preciosa — le digo, aun con voz soñolienta.
— Buenos días mi amor ¿Cómo dormiste?
— Descanse lo suficiente — contesto, soltando una pequeña risa aniñada — ¿Pensabas irte sin despedirte mi cariño? —pregunto, haciéndole un mohín.
— Lo siento mi amor, no quería despertarte — contesta mientras lo veo frente al espejo, ajustando su corbata. — Es que te ves tan tierna dormida, que no quise interrumpir tu descanso. — añade y se acerca para darme un beso.
Me aferro a su espalda y gentilmente me levanta en el aire. Nuestros labios se encuentran y lo beso con ternura, deleitándome en el suave roce de su lengua. Sin embargo se separa demas