Pequeño mezquino.

Hugo trató de salir a pasos acelerados de la oficina de Maximiliano, pues no se quedaría a soportar sus gritos, sabiendo bien que cuando se enfada es incontrolable y no entiende de razones, pero antes de salir le entregó un reporte que traía junto al contrato y al ponerlo con rudeza sobre el pecho de Maximiliano le dijo:

— Aquí está mi motivo para hacer el negocio con Isabella, aun suponiendo para qué le urgía conseguir el dinero. Ambos—. Los señaló con facciones endurecidas como un padre antes de regañar a sus hijos.

» Ustedes son dos testarudos llenos de soberbia que no saben arreglar sus problemas si no es discutiendo.

Luego se enfocó solo en Maximiliano y manifestó:

—Cuando leas este reporte te darás cuenta de por qué la mujer que amas es tan arisca.

Isabella seguía con el ceño fruncido, pues no entendía cómo un hombre que apenas lleva dos días conociéndola, puede hablarle con tanta confianza como si la conociera desde hace mucho, incluso se atreve a reprenderla. Hugo salió dejan
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