107. ¡Impostor!
La noche estaba encendida por la luna llena cuando Rowan y Raven emergieron del bosque y se detuvieron al pie de las escaleras de piedra que conducían al antiguo Sagrario Lunar. El aire olía a musgo y a ozono, y un leve brillo plateado surcaba el ambiente, como si la misma Diosa los esperara.
— ¿Estás seguro? — susurró Raven, sin apartar los ojos de la pesada puerta de roble decorada con lunas crecientes — Solo tú puedes aprovechar esta puerta y yo en tu compañía; este santuario apareció para ti y únicamente para ti. Además, ninguno de ellos puede entrar en esta tierra bendecida por la Diosa, es parte de su maldición.
— Lo sentí — Rowan asintió — Alexander ha entrado, no sé cómo lo logró, pero este lugar apesta a él.
Los dos se miraron. Raven iba a responder, pero la puerta se abrió ante ellos y entraron. No se fiaban de nadie, a pesar de que Rowan ostentaba el poder ahora; Alexander seguía teniendo muchos fieles, así que tenían ahí resguardado a Damián para protegerlo de cualquie