Nolan observaba la escena con una mezcla de incredulidad y furia contenida. Liam permanecía en silencio a su lado, incapaz de articular palabra.
Durante unos minutos, no hizo más que mirarla, aturdido por la revelación. La mujer que tenía enfrente no era la misma chica rubia e inocente de antaño, la que él creía haber conocido.
Incapaz de soportar el silencio prolongado de su hermano, Nolan decidió tomar control de la situación. Sus ojos fulminaban a Alaia mientras avanzaba un paso hacia ella.
—No voy a permitir que te lleves a mi sobrino —dijo con firmeza. Luego, se volvió hacia uno de los guardias—. Llévense a Logan.
Alaia, con el rostro pálido, intentó interponerse, desesperada.
—¡No, por favor, no se lo lleven! —gritó, luchando por impedir que el guardia se llevara a Logan, pero fue inútil.
El niño, entre lágrimas y sollozos, extendió sus brazos hacia su madre.
—¡Mamá! —lloraba, con los ojos llenos de pánico.
Alaia sintió que su corazón se rompía en mil pedazos al verlo desapar