Los tres años. Final.
No me esperaba que casualmente los chicos aparecieran uno por uno para darme algunas palmadas en la espalda.
Ninguno dijo una palabra, solo hubo ese gesto, pero lo sentí hasta el alma.
Bueno, también sentí su "amor" cuando encontré varias bolsas de dinero recostadas sobre un árbol. Alguno de ellos escribió en la tierra "no lo gastes todo en golosinas, cachorro".
Resoplé. Idiotas.
Aún así me llevé el dinero conmigo.
Miré hacia los cielos.
Cleo, mi compañera de viaje, dejó de seguirme desde que corrí al territorio de Deb hacía unos días. Quizá se había cansado de ser mi sombra durante tanto tiempo.
No mentiría: Extrañaba a esa ave.
Tampoco se encontraba en el territorio del Alfa Supremo o, al menos, yo no la había visto.
Era un poco triste no verla antes de partir.
Recordaba vagamente el viaje junto a Iris hacía unos años; traté regresar sobre mis pasos durante las siguientes semanas.
No corría, solo caminaba con tranquilidad durante el día. En cuanto anochecía,