Iris. Desperté por la mañana y me encontré sola. No me refería a la falta de Liam, sino de la manada por completo. Mi primer instinto fue buscar huellas de Renegados. Gail había dicho que se encargaría de recorrer el bosque en busca de Renegados poco después de que regresáramos de nuestra misión de un duelo y un juicio. -Siendo honestos, no se necesitan muchos lobos para rastrear. - Dijo él vagamente. - Ustedes pueden tomar esas vacaciones mientras yo viajo por todos los territorios y encuentro a los Renegados que se escaparon de nuestro ataque contra Calavera. Yo estaba a punto de negarme porque él también necesitaba vacaciones, pero mi pareja le dió el visto bueno. -Regresaré pronto. - Dijo despeinando mi cabello y se fue. Yo no quería que se fuera porque después de lo de Lina él se veía muy apagado. No pregunté los detalles, pero estaba segura de que algo había pasado. Como sea, volviendo al tema, cuando por fin encontré a mi manada ellos estaban en medio de algún
Me eché a reír por nuestros problemas de comunicación. Luego me arrojé a sus brazos. Me sorprendió que en su estado me sostuviera sin caer. -Te amo, Liam. Yo, Iris Hope, te acepto como mi compañero. Nuestra manada es testigo. Él bajó su cuello enseguida, su sonrisa tonta de vuelta a su cara. Lo mordí cuidadosamente lento, pero con la suficiente fuerza para dejar mi marca. Enseguida nuestro vínculo se sintió completo. "Es preciosa, la más preciosa de las mujeres, tengo tanta suerte, la amo mucho, tiene un buen trasero... " Los pensamientos rápidos y difusos de Liam me llegaron a través del vínculo aunque dejé de morderlo. Volví a reír y le di unas palmaditas en el pecho. -Me alegro de que pienses así. Ahora, ¿Comenzamos la fiesta antes de que nuestra manada inunde el lugar? Los grandes, fuertes y poderosos machos a nuestro al rededor lloraban y le hacían competencia a Marissa. También empezó a circular el dinero. Creo que escuché algo sobre "¿Quién fue el primero en llorar?
Regresé a la fiesta y lo primero que vi fue a Liam fuera de combate sobre el suelo. Roncaba ruidosamente a pesar de que nuestros lobos bailaban y reían en círculos a su al rededor.En vez de regañarlos, me uní a ellos y juntos apostamos por cuándo se levantaría y qué tanto le dolería la cabeza.Fue una larga y divertida noche.En algún momento el lobo blanco se marchó sin despedirse y los chicos se tambaleaban por el lugar.-Patético. - Susurró Danira. - Me voy a la cama, me obligaron a venir de todas formas.La observé marcharse.No engañaba a nadie, ella también se divirtió porque no era un peso ligero con el alcohol.Marissa y los cachorros se retiraron más temprano después de liberar a las luciérnagas que habían atrapado para hacer que el arco de la ceremonia tuviera luces. Ingenioso.Así fue como yo sola tuve que arrastrar a mi pareja hasta la entrada de la cueva para subir la montaña.-Un segundo. - Dijo él antes de soltarme y correr hasta el arbusto cercano.-Ah, cómo cambian l
La cabeza del Alfa Ayax rodó por la alfombra ante los ojos atónitos de todos. -Mató... ¡Mató a su padre! - Gritó una de las lobas de mi manada que sostenía mi velo. -¡Corre! ¡El yer... yerno mató a su suegro! Los invitados corrían en todas direcciones, los gritos resonaban por toda la sala. Me sorprendió ver a mi nueva pareja sacudiendo sus garras para limpiar los restos sangrientos de ellas, por lo que me quedé quieta en un primer momento. A mí lado, mi hermana menor tembló de miedo. -¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ MATÓ A MI PAPÁ, POR QUÉ?! -Grité en cuanto me recuperé de la impresión. El me miró con una sonrisa siniestra. -¿Por qué? No hay razón, lo maté porque quise. Jeremías se lamió la sangre de sus garras sin apartar la vista de mis ojos. -Ahora te toca a ti, mi querida Luna. Di un tembloroso paso atrás, pero no había hacia dónde correr. -¡Guardias! ¡Guardias! Grité y apreté con fuerza la mano de mi hermana. Pero nadie me contestó, todo se volvió en caos. Mi
Algo húmedo corría por mi cara. Sentía el peso de algo aplastandome. Yo... podía sentir. Creo que eso era indicativo de que no estaba muerta, ¿No es así? Entonces, era tiempo de sobrevivir. Poco a poco reuní información de mi entorno sin abrir los ojos. El sonido de algo siendo arrastrado seguido de algo al ser arrojado... y más peso sobre mi cuerpo. -¡¿Qué demonios están haciendo?! ¡Ya están muertos! ¡Háganlo más rápido! Después de un par de respiraciones lentas que me costaron toda mi fuerza de voluntad para no inhalar como si fuera mi última bocanada de aire, abrí solo un poco los ojos. Tuve que controlarme nuevamente para no gritar. Un lobo se encontraba rociando algo sobre la pila de cuerpos en la que me encontraba. La antorcha en su otra mano me dió una idea aproximada de lo que iba a hacer a continuación. -¡Más deprisa! ¡El Alfa no perdonará la vida de los holgazanes! Giré levemente el rostro y ví a un par de mujeres y hombres de mi manada que se apresuraban a cumpli
Quizá fueron los diez minutos más largos de mi vida. Estaba tan débil que incluso mantenerme despierta era una proeza. Cada sonido, por pequeño que fuera, me ponía nerviosa y sentía el corazón salirse de mi pecho. Así que cuando la pareja llegó en sus pieles de lobo, casi me da un infarto. Abi mordisqueó suavemente mi mano y señaló hacia la entrada de la manada. -Lo siento. - Graznó con apenas voz. - No puedo moverme. Su pareja se transformó en ese instante y volvió a cogerme en brazos. -Vamos, antes de que sigan nuestro olor. Y así fue como salimos de la manada en medio de la sombra de la noche. -¿Qué... qué sucedió? - Pregunté en un susurro. Gail apretó los dientes. -A nosotros, los guardias, se nos ordenó patrullar las fronteras. Alfa Ayax dijo que estuviéramos atentos a cualquier peligro viniendo de la manada Black. - Su rostro se oscureció aún más. - Solo sus guardias personales estuvieron presentes en la unión, fue por ello que nos tardamos en averiguar qué era lo que
Abi había muerto.No sabía los detalles ya que el único que podría ayudarme se encontraba tirado en el bosque a mi lado.Las lágrimas comenzaron a nublar mi vista, pero con el peligro tan cerca de nosotros ni siquiera me animaba a maldecir.No por temor a que me encontraran a mí, sino porque no dejaría que su pareja muriera cuando ambos me ayudaron a escapar. Jamás deshonraría a mi amiga de ese modo.Traté de levantarme un par de veces y logré sostenerme a duras penas. Arrastré los pies hacia el cuerpo de Gail y luego miré lo que nos rodeaba. Tenía que escondernos de alguna forma y rezar por un milagro porque estaba segura de que no tendríamos ayuda. No había ninguna cueva, no escuchaba ningún río y no sabía a qué distancia habían encontrado a Abi. Seguí mirando a mi alrededor y llegué a la conclusión de que tendríamos que escalar un árbol y permanecer ahí hasta que Gail se despertara y me pudiera decir si había peligro.Primero tenía que despistar a los perseguidores, así que me qui
No terminamos nuestro luto porque quisiéramos, sino porque aún no nos encontrábamos lo suficientemente lejos como para estar a salvo. No creía que supieran que estaba viva, pero era mejor mantenerlos en las sombras sobre eso. Así que, por precaución, debíamos seguir avanzando. Tratamos de pescar algo para comer antes de que él se transformará en lobo y se metiera al río directamente a sacar algunos peces en su forma de lobo. -Necesitas comer. - Dijo cuando salió de ahí y me dió todos los peces. - No podrás transformarte si te encuentras débil. ¿Ya decidiste nuestra ruta? No podemos seguir corriendo a ciegas. Asentí. -Hay una manada en los límites del continente que… -¡¿Qué?!, ¡¿Quieres ir a Colmillos de Sangre?!, ¡¿Has perdido tu mente, mujer?! Me encogí de hombros mientras clavaba en un trozo de madera uno a uno los pescados. Su reacción era de esperarse. Colmillos de Sangre era, por mucho, la manada más siniestra y sangrienta del Continente. No por nada era el hogar del Alfa