Capítulo corto extra. Gran Madre.
El tiempo era relativo en su reino. Un año, un mes, o un minuto podían sentirse de la misma forma en su limbo personal.
Así lo había creado cuando moldeó a sus hijos, carne de su carne y sangre de su sangre.
En este reino fuera de los límites de la Tierra era en donde las almas de esos hijos vagaban hasta que fuera el momento de volver a la Tierra para comenzar una vez más el ciclo de la vida.
Entre sus muchas funciones, Gran Madre supervisaba ese reino y las reencarnaciones, por lo que se encargaba diligentemente de enviar a esas almas de una a una procurando que las almas afines que se complementaban nacieran más o menos en la misma época de la tierra.
Gran Madre caminaba entre las almas en forma de pequeñas llamas ardientes de colores y seleccionaba cada una con cuidado.
Las almas confiaban en ella y seguían su voluntad.
Sin embargo ahora mismo tenía dos almas problemáticas.
Una se había negado a reencarnar sin importar que su verdadera pareja ya se encontrara espe