Justo cuando parecía que estaba perdiendo terreno por todos lados, Carla consiguió lo que había estado tramando durante tanto tiempo: fue nombrada Sanadora Superior en el Instituto Real.
Estaba a solo un paso de convertirse en Sanadora Jefe, exactamente como lo había planeado.
Miguel organizó una celebración digna de la pareja de un Alfa.
El gran salón de su casa de manada desbordaba lujo: candelabros de cristal, artefactos curativos ancestrales y hierbas raras exhibidas en vitrinas doradas.
Los líderes de manada de todos los territorios importantes llenaban la sala, y su poder vibraba intensamente en el aire.
Miguel los había convocado a todos, preparando meticulosamente el camino para presentar la candidatura de Carla como Sanadora Jefe.
Carla se desplazaba entre los invitados vestida con una túnica blanca impecable, adornada con piedras de sanación plateadas que brillaban en su cuello.
Su voz, suave y casi dulce, pronunciaba con humildad ensayada:
—Solo deseo servir a las manad