En un mundo donde la oscuridad acecha y las decisiones difíciles moldean destinos, dos vidas se entrelazan en una trama de sacrificio y desesperación. Los superiores, un grupo de hombres poderosos que controlan el bajo mundo se vuelve parte de la vida de estos hombres. El señor Li, un hombre decidido a todo para garantizar el bienestar de quienes ama, incluso si eso significa abandonar su verdadera identidad y convertirse en un títere de la mafia. Su vida en la oscuridad contrasta drásticamente con sus días detrás de un traje en un juzgado, revelando un hombre dispuesto a enfrentar cualquier desafío para proteger a su familia. Mijaíl Kosovo: Un hombre que aparentemente lo tiene todo. Como CEO de una corporación multimillonaria y líder de la temida organización “Los Superiores”, Mijaíl se enfrenta a responsabilidades que sobrepasan las de cualquier otro líder. Su perfecta fachada de esposo devoto y padre amoroso se tambalea cuando descubre que su esposa sufre de cáncer terminal. Con solo unos meses, o quizás semanas, de vida, nada de lo que Mijaíl posee puede salvarla. Desesperado por evitarle a su hijo Alexander, de solo cuatro años, el dolor de perder a su madre, Mijaíl se transforma en un hombre sin escrúpulos, dispuesto a cualquier cosa para proteger a su hijo de un futuro devastador. En un encuentro inevitable, estos dos hombres de moral tambaleante y corazones endurecidos deberán enfrentarse a sus propios demonios y tomar decisiones que podrían salvarlos o destruirlos.
Leer másUbicación: Rusia
La esposa del CEO, Mijaíl Kosovo, acaba de morir y aún no sabe cómo hará para que Alexander, su pequeño hijo, comprenda la situación. Hace días que el pequeño de solo cuatro años quiere ir al hospital con su padre a visitarla. Sin embargo, Kosovo no se lo permite, ya que hace una semana que se encuentra inconsciente por los fármacos que pusieron en su suero para que no sufriera dolor. Pocos son los que saben qué está ocurriendo en verdad, porque el empresario es una persona con demasiados enemigos como para mostrarse débil ante la mirada pública.
Elena fue una buena esposa, criada por sus padres para ser la madre del heredero de un imperio como el que Kosovo posee, por lo que estaba al tanto cuál era su lugar en la vida de su esposo. Sin embargo, él no llega a apreciarla, ya que sus obligaciones lo tienen ocupado la mayor parte del tiempo.
—Señor Kosovo, disculpe que lo moleste —interrumpe uno de sus empleados entrando al cuarto donde el magnate se encuentra despidiéndose de su esposa. Kosovo saca el arma que lleva con él y, sin siquiera dudarlo por un instante, le apunta en la cabeza, a punto de dispararle. Sin embargo, el hombre logra hablar más rápido—. Encontramos lo que pidió. Hemos secuestrado a la mujer.
¿Acaso el disparate que les dijo semanas atrás ha sido escuchado por sus empleados?
En medio de la desesperación, Kosovo insinúa que necesita hallar a una mujer que logre reemplazar a Elena mientras Alexander aún es pequeño. Mijaíl le pide a su empleado que le entregue lo que tiene en la mano. El joven tiembla de miedo, pero hace lo que su jefe le pide y le da su móvil. En él hay una fotografía de la mujer que secuestraron para él.
—¿Es ella? —pregunta Mijaíl, mientras el hombre asiente con la cabeza sin mirarlo—. Esta mujer es rubia.
—Es lo único distinto, señor Kosovo. Si mira su rostro, es idéntico al de la señora —indica el empleado levantando la vista. Mijaíl le dispara en una pierna.
—Nadie, nunca jamás podrá ser como Elena —le recuerda en tono firme y ofendido, y el empleado, sin otra opción, le pide disculpas—. Cambien su cabello y tráiganme otra fotografía.
Las exigencias de Kosovo siempre son escuchadas, ya que no solo es un CEO sumamente reconocido por sus empresas en Rusia, sino que tiene su propia organización clandestina donde controla el bajo mundo.
—Sí, señor Kosovo. —El empleado está por irse, pero él lo detiene.
—Envía a otra persona a encargarse de eso y haz que traten tu herida, primero —pide Mijaíl, ya que parece sangrar más de lo que debe.
—Gracias, señor Kosovo, y disculpe mi atrevimiento. —Al terminar de hablar, se va.
Mijaíl toma su saco y, después de besar la frente de Elena, pide que preparen todo para el funeral. Deben ser discretos. No quiere que otros sepan nada, por lo que, al ir a casa de sus suegros a buscar a Alexander, les cuenta que el tratamiento que Elena hacía parece no estar funcionando y ellos se ponen mal al igual que él. No les dice la verdad porque aún espera poder resolverlo por su cuenta.
—¿Qué pasará con Alexander? Es muy pequeño para entender lo que la muerte significa —su suegra no para de llorar.
—Por ahora no le diremos nada —indica y su suegra lo mira molesta.
—Sin importar el poder que tengas, ¿cuánto más podrás ocultar la ausencia de mi hija? —No se enoja porque la mujer está devastada con la idea de perder a su hija. Por suerte para ella, su suegro le pide que deje todo en sus manos.
Traen a Alexander, este está durmiendo. Su niñera sube al coche con él en brazos y vuelven a casa. Mijaíl pasa la noche con él en sus celdas, y por la mañana va al refugio donde hace sus negocios para la organización y entra a uno de los cuartos donde suelen torturar a los traidores. Ahí está ella. Al parecer, es rebelde, ha mordido a uno de sus hombres y golpeado a dos más. Lo mira con desprecio y sonríe. La toma del cuello y la levanta. Es sorprendente cuán parecida a Elena se ve solo con el cambio de cabello.
—Mátame —susurra con el poco aire que le queda y la suelta.
—¿Por qué te mataría si te necesito viva? —pregunta mientras observa sus movimientos.
—No dejaré que abusen de mí. Si me metes algo en la boca lo perderás —asegura con valentía.
—Lastimaste a tres de mis hombres, no sé si debo castigarte o premiarte. Aun así, estoy aquí para ofrecerte un trato —dice y traen una silla para que pueda sentarse—. Te ofrezco un millón al año por fingir ser otra persona. ¿Qué te parece?
—No quiero. Me tasé su dinero en el culo. —Es más atrevida de lo que parece.
Sus hombres le traen la investigación que han hecho sobre ella. Hojea un poco el archivo y lo cierra. La mira fijo y vuelve a hablar.
—No voy a desperdiciar mi tiempo contigo. Así que seré más claro. Debes fingir ser mi esposa hasta que yo lo decida o asesinaré a todo aquel que te importe —asegura y ella empieza a reír.
—No hay nadie que me importe —asegura, y escupe en su dirección, pero sin éxito.
Mijaíl hace que sus hombres entren con su padre y su hermano mayor. Ambos tienen los ojos vendados, por lo que no entienden nada y solo piden misericordia.
—¿Estás segura de que nadie te importa? —le pregunta nuevamente y ella no responde. Así que se pone de pie y va hasta donde ellos se encuentran y le apunta a su padre en la cabeza—. ¿Segura?
Tras esperar tres segundos y sin oír nada, le dispara y asesina a su progenitor. Al verla entiende la razón de su apatía.
—Me hiciste un favor —indica ella, con una sonrisa en su rostro.
—¿Crees que no me di cuenta? —pregunta, mientras hace que callen a su hermano mayor—. Ahora dime, ¿consideras que, así como le disparé a tu padre, no puedo ser capaz de dejarte en un dormitorio a solas con tu hermano?
Su rostro palidece, esos malditos han abusado de esta chica y por eso no ha sentido más que alivio al ver cómo uno de ellos se va al infierno. Le toma el rostro y ella lo escupe de nuevo.
—No será nuevo para mí —espeta ella.
Él toma su arma y le dispara seis veces a su hermano en el cuerpo.
—No me gusta que me falten al respeto, te lo dejaré pasar por esta vez, pero la próxima te castigaré —dice mientras se limpia la cara con el pañuelo—. Aun así, no soporto que alguien abuse de una mujer de la forma en la que ellos lo hicieron contigo. Así que creo que no pude evitar hacerte el favor y acabar con ellos.
Mijaíl hace que quemen los cuerpos de esos dos y pide que investiguen más sobre la mujer que le han traído. Está claro que con esa actitud no puede dejarla a cargo de su hijo en su ausencia. Tiene que partir, ya que en la organización hay una nueva adquisición.
Autora: Osaku
Ubicación: La isla de Los SuperioresZack y yo llegamos tarde a cenar. Papá no dijo nada, pero parecía algo molesto. Aún me pregunto si fue por lo que vio en el cuarto de Zack. —¿Puedo sentarme al lado de papá? —preguntó Junior y Zack le dijo que sí.—Yo también quiero estar con mi cuñado —Paz seguía a Junior a todos lados.—¿Tú eres Paz? Has crecido mucho —comentó Zack y ella pareció feliz.—Viste Luz, soy una niña grande. —Mis hermanas eran muy dulce hasta cuando peleaban.—Me pondré celosa si estás al lado de mi esposo —bromeé con Paz y Zack me miró.—Solo préstamelo hoy hermanita. Tú jugaste todo el día en su cuarto —reclamó Paz, haciendo que mamá se sonrojara.—Paz, deja a tu cuñado en tu nombre. Podrás jugar con él cuando se recupere y deja de escuchar detrás de las puertas —dijo mi madre y todos se empezaron a reír.—Hermanito —saludó Artyom que acababa de llegar. Ellos se abrazaron un buen rato.—Estás hecho un hombre. —Zack estaba muy emocionado al verlo.—¿La bella durmient
Ubicación: La isla de Los Superiores—Zack, tómalo con calma, cariño. Todo va a estar bien ahora que despertaste —le aseguré y él me miró para luego sonreír.—Por supuesto, debes ponerme al día. Nuestro hijo, aún no lo puedo creer —indicó como si se sintiera feliz.—Para eso tengo una sorpresa para ti —le comenté y tomé mi móvil.Una de las gemelas, Stephen Son, era muy buena con la tecnología y había creado algunas cosas con ayuda de Rodrigo que eran estupendas y pronto comercializaríamos. Uno de los productos era el obturador de realidad virtual. Era como los videos juegos, solo que podías descargar tus videos y fotos en él a través de la red.—Colócate esto —le dije y me miró preocupado—. Tranquilo, solo es para que puedas ver las cosas con una mejor perspectiva.Una vez que se colocó el casco empecé a reproducir el video donde mamá y yo nos encontrábamos en el baño tratando de hacerme la prueba de embarazo.—¿Y si estás embarazada? —preguntó ella ansiosa.—Estoy segura de que lo e
Ubicación: La isla de Los SuperioresMiré a mi alrededor y no había nadie cerca. Me sentía algo solo ahí adentro. La casa estaba fría y mamá había dejado prendida la luz del pasillo. Sin embargo, no parecía funcionar bien. Alguien se empezó a acercar, no podía distinguir quien era, aunque sabía que era peligroso y solo trataría de lastimarme. No puedo decir cómo lo supe, pero cerré la puerta. Tras hacerlo escuché el llanto de una niña detrás de mí. Al darme vuelta me di cuenta que estaba llorando, le pregunté que le pasaba y me dijo que tenía miedo de no volver a ver a alguien que amaba.—¿A quién perdiste? ¿Tu mamá? ¿Tu papá? —pregunté tratando de ser amable con la pequeña, no parecía tener más de cinco años.—Perdí a mi prometido —dijo ella con cierta familiaridad. Aun así, el monstruo detrás de la puerta queria lastimarnos.—¿No eres pequeña para tener un prometido? —pregunté sonriendo, me causaba cierta ternura.—¿A qué edad tuviste tu primera prometida? —me preguntó y recordé que
Ubicación: La isla de Los Superiores—Ahí llegó el celoso. ¿Desde cuándo tú decides cuando puedo abrazar a mi cuñada? Me pediste que si morías o te casabas con otra me encargara de acompañarla —indicó Artyom.—No morí ni me casé con otra —reclamó Zack haciendo que todos sus hermanos rían—. Además, se supone que son rusos. ¿Por qué necesitan tanto contacto físico con la mujer de su hermano mayor?—¿Perdón? —pregunté como si estuviera ofendida—. No soy la mujer de nadie. Además, si quisieras poder llamarme así. Mínimamente, deberías darme un anillo.—Si solo necesito eso —Se puso de rodillas frente a sus hermanos—. Señorita Amanda Li, sería tan amable de decirme si desea comprometerse conmigo para así poder gritar a los cuatro vientos que usted es la mujer que amo.¿Zack estaba queriendo comprometerse conmigo?La sorpresa duró poco porque después de decir eso empezó a dolerle la cabeza, me miró como si deseara matarme.Rápidamente, me aparté de él, aunque empezó a seguirme. De esto se t
Ubicación: Rusia/La isla de Los SuperioresTuvimos que ir a una oficina, ya que lo que habíamos hecho rompía el código interno de la mafia. No podíamos dispararle a alguien en una reunión donde nadie llevaba armas. Sin embargo, Laurynowicz les hizo entrega de algunas de las pruebas de que Sergey había usado un virus para enfermarme y parecieron satisfechos. Les daríamos el virus a ellos para que lo estudiaran o por lo menos eso les hicimos pensar.Ya en el hotel Laurynowicz parecía estar relajado, aunque ahora se avecinaba la peor parte. Tratarían de matarnos, por lo que le hicimos a las acciones de los miembros de esa organización, por lo menos alguno de ellos enviaria a sus asesinos.—¿Lo amas? —me preguntó Laurynowicz y lo miré indignada. No era momento para hacer esa clase de pregunta.—Sí, lo amo —dije para terminar con esto.—No puedes amarlo —me dijo, me arrinconó contra la cama y tuve que sentarme obligada—. No voy a dejarte.—¿De qué hablas? No necesito que me des permiso par
Ubicación: RusiaZack parecía desconcentrado al verme con Laurynowicz. Esperaba que se diera cuenta de que todo esto era parte del plan. Sin embargo, me daba miedo que mi nuevo prometido no se abstuviera de provocarlo. Habíamos sido apartados de la mayoría de las personas de la fiesta, ya que querían celebrar en la intimidad a Zack. Solo su familia podía estar presente y la mía. En ese salón había muchos hombres que se mantenían en el anonimato.—Por supuesto. Fue solo una tontería. Ya ve, usted también se benefició —indicó el maldito de Sergey, tratando de bromear sobre lo ocurrido.—No me interesa lo que pueda pensar, ni en que cree que me ayudó. No necesito de usted para conquistar a una mujer. Solo se lo digo, para que sepa que la próxima vez que mi prometida esté en peligro por su culpa... Tomaré todo lo que ama, incluso lo más importante que tiene, y lo quemaré frente a toda Rusia —respondió Laurynowicz metido en su papel.—¿Se atreve a amenazarme? —El padre de Zack estaba enoja
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