SAMANTHA
Me removí en las sábanas estirándome, aún sentía las manos de Tyler recorriendo cada parte de mi cuerpo, podía oler su loción impregnada en cada parte de mi. Me sentía en el cielo, lo cual es contradictorio por que cuando lo hacemos, siento como si hirviese entre las penumbras del infierno.
Infierno...
—¡No!— exclamé sentándome en la cama.
Miré mis muñecas, él lo había notado, se dió cuenta de la cicatriz que tenía, ahora preguntaría, y tendría que mentirle, no le diría que como había cometido el acto más inmaduro e idiota del mundo, cuando intenté suicidarme en aquel lugar.
Pero eso ya era pasado, ahora era una persona diferente, las cosas habían cambiado.
Sonreí tapando mi rostro y lágrimas se aproximaron, él se había tatuado por mí, lo había echo, no podía estar más feliz en ese momento, nunca pensé que alguien hiciese algo así por mí. Pensé en que debería hacer lo mismo, o algo parecido, así que me levante de la cama cubriéndome con la sábana y comencé a buscarlo por todo