La sangre subió a mi rostro y termine sumamente roja, Aimee miraba a su hermano seriamente y el señor Saúl permanecía en silencio.
— Deberíamos cenar — dijo Aimee — la comida se va a enfriar.
Yo estuve de acuerdo y el ambiente tenso que reinaba se fue cuando comencé a contar todos los deportes extremos que hicimos juntos además de las otras actividades.
— Definitivamente eres increíble, yo tengo pavor de hacer deportes extremos — dijo Aimee — a Saúl le encantan y aunque me pide que lo acompañe simplemente no puedo.
— La próxima vez hago deportes extremos contigo Lucía — me dijo el señor Saúl — espero que me concedas el honor.
— Le recuerdo que pasado mañana me voy así que no podrá ser posible, solo que desee que hagamos buceo en la piscina y para esto que no es deporte extremo — nosotros nos pusimos a reír con mi ocurrencia.
— Si tan solo tuviera un equipo de buceo de juguete con gusto te tomo la palabra.
— Es muy gracioso señor Saúl.
— Hey hablamos que nada de señor sin