KEILY
A estas alturas, empiezo a esperar que todas encuentren su propio Marcello porque ya me siento presionada a interactuar con él en primer lugar. Siento que no me están dando el espacio adecuado para planear cómo quiero que vaya este encuentro, y todos se sienten con derecho a un asiento en primera fila.
Me pongo un pantalón de chándal, recojo el cabello en un moño desordenado y me aplico crema hidratante en la cara para no verme tan horrible como me siento. Los mareos y las náuseas siguen a todo efecto, pero quiero convencerme de que puedo ignorarlos hasta que desaparezcan.
Cuando entro a la sala común, todos me miran fijamente como si fuera a darles actualizaciones minuto a minuto.
Todavía no he recibido respuesta de Marcello. Hay una parte de mí que quiere molestarse porque no me ha contestado, pero no puedo permitirme ser tan arrogante y infantil al respecto. Yo lo rechacé primero. ¿Por qué iba a pensar él que ahora estoy interesada?
—¿Y? ¿Qué dijo? —pregunta Priya emocionada.