(POV: Ishtar)
Todo terminó en segundos que parecieron siglos.
El último híbrido cayó envuelto en una explosión de luz y sombra. El silencio que siguió no fue alivio. Fue denso. Crudo. Como una respiración que se niega a salir.
Me quedé quieta, jadeando. No por cansancio físico… sino por lo otro.
Por el vacío.
Mi Ignis Lux comenzó a calmarse, retirándose lentamente de mi piel como si supiera que ya no era necesario. Pero dentro de mí… algo no se apagaba.
Y entonces los vi.
Los cuerpos.
Tendidos entre los restos de la batalla. Algunos en posiciones aún defensivas. Otros simplemente caídos, como si se hubieran rendido justo en el último latido.
Uno de ellos… era una chica con la que había compartido desayuno dos veces. Ni siquiera recordaba su nombre, solo que hablaba mucho de su hermana menor. Ahora tenía los ojos abiertos, fijos en un cielo que ya no iba a mirar.
Sentí que algo se quebraba dentro.
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Adriian caminaba a paso lento, con su espada colosal arrastrando una estela de bras