PIERO
Regresé a la habitación, dando el portazo y lanzándome a la cama boca arriba con el pecho completamente sumido en un indescriptible dolor. Al parecer, era demasiado bueno fracasando en las cosas que me importaban de verdad.
Sus palabras me habían herido tanto, y es que haberla encontrado tarde, formado una idea tan perfecta de ella, me había hecho cometer demasiados errores que desembocaron en todo este desastre. Para mí, Sabrina era perfecta y olvidé por entero mi realidad, viviendo con miedo y dudas sobre si comprendería mi situación. Sin embargo, veía difícil arreglar lo que ocurrió, todo este embrollo y por sobre todas las cosas, veía difícil que ella dejara de lado mis mentiras piadosas.
Me quedé en esa misma posición por un largo tiempo, pensando en mi desventura amorosa y recreando posibles escenarios si hubiera dicho desde un principio la verdad, pero aquella chiquilla caprichosa, tuvo que meter sus narices en todo lo concerniente a Sabrina y a mí, y todo terminó mal.
El