JASON
—¿Qué hacías con ese hombre? —preguntó de inmediato, completamente cabreada y suspiré.
—Solo me acerqué a saludarlo, no tiene nada de malo.
—No quiero que estés cerca de nada o nadie que implique a la hermana de mi cuñada, Jason. ¿Me has escuchado? —masculló, dibujando una sonrisa forzada en sus labios porque estábamos a punto de llegar dónde se encontraba su padre con otros hombres.
Me detuve de inmediato, ganándome una mirada de advertencia de su parte.
—No vuelvas a querer manipularme, Lucila. Te lo he advertido una vez y espero esta sea la última, porque no habrá una tercera.
—¿Qué insinúas?
—Que si intentas de nuevo decirme que hacer, habremos terminado porque no viviré el resto de mi vida con alguien que quiera manejarme como a un títere; ¿comprendiste, cariño? —Sonreí de lado, acariciando su mejilla porque habíamos llamado la atención de los presentes.
—Perfectamente —respondió y deposité despacio un beso en su frente.
Nunca, en los dieciocho meses que llevábamos juntos,