Capítulo 28
Leone conducía a toda velocidad por las calles del barrio donde vivía Irina. No lograba quitarse de la cabeza la ansiedad que lo consumía. Había llamado a su asistente más de una docena de veces el día anterior y ella no había respondido ni una sola vez. No había visto ni siquiera el mensaje que él le dejó diciéndole que necesitaba hablar con ella urgentemente. En su pecho se formaba una presión constante, una sensación que no había sentido jamás: miedo. Temía que su ausencia y su silencio se debieran al hecho de que también había visto aquella noticia en el periódico.
Al llegar frente a su puerta tocó el timbre repetidamente, y al no obtener respuesta, golpeó con fuerza la puerta de entrada, esperando a que ella saliera. Fue entonces cuando una vecina mayor, doña Alicia, abrió su ventana justo al lado de él debido a su gran escándalo.
— Joven ¿Busca usted a Irina? — preguntó aún con cara de sueño un lunes en la mañana.
— Sí, Lamento haberla despertado, soy su jefe respon