Yulek ha perdido toda esperanza a lo largo de su vida; sin embargo, su profesión como profesor es lo único que lo hace vivir a plenitud, alcanzando en cada una de sus notas lo que tanto ha soñado; ver el mundo desde su perspectiva. Él desea vivir como cualquier otro hombre; disfrutar, tener amigos, construir una familia. Sueña con encontrar una mujer que lo ame y lo acepte tal cual es, pero sus temores lo hacen un hombre solitario y frío. Esmeralda es un torbellino de emociones; tierna, alegre, humilde y muy soñadora. Cuando decide emprender un viaje a otro país para salir adelante y dejar todo su pasado atrás, no imaginó que sería tan difícil empezar de cero, pero la misma vida se encarga de poner en su camino un ángel que la llevará tomada de la mano a lo más alto del cielo...
Leer másDicen que los cambios son buenos, que nos sirven para ser mejor persona y no tener que seguir atados a un alguien o a un momento que nos hace daño silenciosamente. Quisiera pensar lo mismo, decir que cambiar física y mentalmente me sirvió para olvidar y no seguir aferrada al pasado, pero, por más que lo intenté, sigo anclada a lo que fue siempre mi vida.
Entonces llegué a la conclusión que el problema era el lugar, aquel sitio que tanto dolor me trae y no me permitía seguir adelante como tanto quisiera hacerlo. Mis padres me dicen que si no suelto el pasado, nunca podré vivir un presente y soñar con un futuro, pero es imposible seguir mi camino estando en un lugar donde lo perdí todo.No era que tuviera dinero de sobra para darme lujos, pero sí tenía el suficiente dinero ahorrado para viajar y empezar de cero en un lugar fresco y nuevo. Tenía el presupuesto para vivir tres meses con tranquilidad mientras conseguía un trabajo y un hogar estable, más no sabía cuán difícil sería estar lejos de casa; en un país con costumbres muy diferentes a las que aprendí desde pequeña.«Que te vayas a otro lugar no quiere decir que sueltes el pasado con éxito. Ten siempre en cuenta que desprenderse del dolor es un proceso que viene del alma. Hasta que tu alma no sane por completo, no olvidarás el dolor que viviste por tantos años. Esme, es por ello que te digo que vive y sueña por ti. Deja de pensar en los demás y empieza a darte el verdadero valor en tu propia vida». Recordar las palabras de Estela, la única que, aparte de mis padres me tendió la mano, hace que me cuestione del por qué decidí venir a probar suerte a otro lugar y del por qué es tan difícil borrar de la mente los malos recuerdos.Hace seis meses llegué a Asheville con la esperanza de vivir mi vida a mi manera, lejos de todo lo que me rodeaba, pero me está costando mucho conseguir un trabajo y salir de ese infierno que cada quien lleva en su fuero interno. Las oportunidades son mínimas cuando mis estudios no superan el nivel de experiencia que requieren en las pocas empresas que hay en esta ciudad; no obstante, rendirme no es algo propio de mí.-¡Hoy es un nuevo y hermoso día para empezar! - me di ánimos, observando mi largo y rizado cabello negro en el espejo-. Pero primero tengo que hacer algo contigo.Tengo una obsesión casi enfermiza por cambiar el color de mi cabello cada cierto tiempo. Además de hacerme sentir bien y diferente, pienso que trae grandes cambios y cosas nuevas en mi vida. Así que me apliqué un color que me fascinaba y nunca había intentado probar porque solían decirme que no me quedaba bien con mi tono de piel. Pero esas personas que me criticaban no estaban escupiendo su veneno en el ahora, así que, contra todo pronóstico, me pinté el cabello de un verde casi azulado.Y el resultado me gustó. No quedaba idéntico a como lo miré por una página de F******k, pero se asemejaba mucho al de la modelo y era más que suficiente. Me gustó como me veía con ese tono en mi cabello, me hacía sentir maravillosa y única.Al final decidí buscar trabajo en las pequeñas locaciones del vecindario. De seguro que en alguna cafetería o si tenía suerte, en la biblioteca necesitaban personal, por lo que terminé de arreglarme y salí esta vez sin la bicicleta.Me puse mis audífonos y empecé a cantar a medida que avanzaba por las calles, con la esperanza de ver algún aviso y dejar mi hoja de vida. Caminé largos minutos, desviándome por las calles; yendo a la derecha, a la izquierda, en algunas ocasiones seguí de largo hasta que alguna pared o vía me hacía cambiar de ruta. Estaba resultando bastante agotador caminar, pues ya me había acostumbrado a andar en la bicicleta, pero mis pies tenían vida propia. La fuerza mental era mucho más fuerte que el cansancio.Me detuve justo en frente de la biblioteca y entré en ella sin pensarlo dos veces. Recordé que, cuando estaba estudiando, trabajé unos meses en la biblioteca de mi pueblo natal, por lo que no perdía nada con dejar mi hoja de vida y tener la esperanza de que me aceptaran; así no fuera justo ahora, pero tal vez más adelante sí.Hablé con la mujer mayor y me recibió el currículum muy amablemente. Ella no aseguró nada, pero que de igual forma le dejara la carpeta por si las dudas.No soy de esas personas que pierden las esperanzas tan fácilmente. Mis padres me han enseñado que tengo que seguir adelante a pesar de las circunstancias en las que nos encontramos. Entre tanta tormenta y dolor, siempre he mantenido la sonrisa intacta en mi rostro, según mi madre, por la ilusión de tener una vida llena de luz. Y es que eso me lo han recalcado siempre; que soy luz entre la oscuridad y la neblina.Subí el volumen de mi pequeño reproductor y abrí la puerta de la biblioteca tarareando suavemente una canción. En ese momento quería cantar a todo pulmón, demostrarme a mí misma que no habían razones para decaer en la depresión y en la ansiedad.No recordaba en el momento que tocaba bajar un escalón para salir de la biblioteca, por lo que, además de chocar con otra persona, nos fuimos los dos al mismo tiempo al suelo. Las gafas de sol del hombre salieron a volar debido al brusco movimiento de nuestros cuerpos, mostrándome un par de ojos tan azules como el mismísimo cielo que trataban de buscar con desesperación algún punto fijo que observar.-Lo siento mucho, no me acordaba del escalón y tampoco lo vi - me disculpé, viéndolo embelesada.Ladeó la cabeza, quedando muy estático debajo mío. Sus manos se encontraban apretando mis senos con algo de fuerza, pero por alguna extraña razón no me sentía mal al ser tocada de esa manera tan firme y temblorosa.-No te preocupes. ¿Te encuentras bien? - lo varonil de su voz me estremeció, más por lo bello que es.-Estoy de maravilla. La que debe hacer esa pregunta soy yo - reí avergonzada, insinuando con la mirada la posición incómoda de sus manos, pero el hombre, o se estaba haciendo o no la captó-. ¡Acaba de caerle un tanque encima!-¿Disculpa? - frunció el ceño, viendo a cualquier cosa menos a mí-. Podrías... podrías ayudarme a buscar mis lentes y mi bastón, por favor -susurró con el rostro rojo, tal vez por la presión de mi cuerpo o el hecho de que sus manos aún seguían aferrándose a mis senos.-Ah, claro que le ayudo, pero primero debe soltarme para poder levantarme.Tanteó, apretó y luego me soltó como si se hubiese quemado. Su rostro estaba sumamente rojo, parecía que en cualquier momento estallaría, pero no más que el mío. Ningún hombre, menos uno que es muy guapo, me había tocado antes.-Discúlpame si te he llegado a incomodar - tragó saliva, nervioso, tembloroso, buscando desesperadamente ayuda con sus ojos.-Tranquilo, si estuviera en su posición, tampoco hubiese desaprovechado el momento para agarrar algo tan esponjoso - bromeé, levantándome de encima de su cuerpo e hizo lo mismo-. Si buscamos el bastón entre los dos, será más sencillo -murmuré con la vista pegada al suelo e ignorando lo guapo que es.Le pasé sus gafas y entre un movimiento torpe las tomó y se las puso hábilmente, pero en lugar de buscar conmigo, se quedó completamente estático en su sitio y con los labios apretados. Me dio hasta la impresión que mi presencia le causaba incomodidad, pues acababa de tocar algo bien desagradable.-Soy vidente, no puedo ver... - susurró tan bajo que apenas si pude escuchar su voz-. ¿Me puedes guiar al interior de la biblioteca, por favor?Quedé como la peor de las ignorantes, pues no sabía cómo lucía un bastón para ciegos hasta que lo vi tirado a unos pasos de nosotros. Y, aunque el atractivo hombre no podía verme, no sabía en dónde enterrar la cabeza para no sentir esa vergüenza tan grande que se estaba apoderando de mí.¡No puede ser que mi ignorancia sea mucho más grande de lo que soy yo! ¿Qué pensará este bombón de una tonta como yo? ¡Que no tengo ni la menor idea de dónde me encuentro parada! Por esta razón es que hoy en día no tengo a nadie más que a mi pez Oscar.-Lo siento... - fue todo lo que dije, recogiendo el bastón del suelo y ayudándolo a guiar al interior de la biblioteca.A lo largo de los años he superado miedos, inseguridades y muchos acontecimientos que han marcado mi vida y me han hecho decaer en depresiones que, para muy a mis adentros, pensé que nunca podría salir de esos sentimientos tan angustiantes y sofocantes. No fue nada sencillo volver a ser yo, pero poco a poco fui recuperando la confianza en mí misma hasta creer en mí. Mi esposo, mis abuelos y las personas que me rodean siempre me han ayudado en todo, más cuando esas crisis aparecían de la nada y me atacaban cuando menos me lo esperaba.El tiempo es nuestro principal enemigo, sobretodo cuando dejamos perder oportunidades que nos trae cambios a nuestras vidas. Perdí mucho tiempo cuando me encontraba presa de las ansiedades, las depresiones y mis constantes miedos, por lo que, al momento de salir de ellas, disfrutar la vida al máximo junto a mis seres queridos ha sido lo más maravilloso de todo el proceso de mi terapia. Puede que aún queden algunas repercusiones en mi cabeza, y a veces sue
Con el pasar de los meses, empecé a organizar mi boda junto a mi abuela, mi mejor amiga y mi suegra. Entre las cuatro nos hemos encargado de todo; los pocos invitados, la decoración y la comida. Como Yulek y yo decidimos hacer la recepción de la boda en la academia, hemos hecho lo humanamente posible para que las clases no vayan a interceder con el día en que tenemos pactada nuestra unión. Mis abuelos llegaron hace un mes a vivir definitivamente con nosotros. Me hizo tan feliz que aceptaran la solicitud de su residencia permanente. Tenerlos conmigo era todo lo que necesitaba para sentirme plenamente en el cielo. Ahora, cada que necesito de un abrazo y un consejo, basta con caminar unos cuantos pasos de mi apartamento para que mis abuelos estén como siempre para mí. Mi abuelo, al saber inglés, no se le ha dificultado entablar socializar y entender el idioma, pero a mi abuela le cuesta mucho, ya que son pocas las palabras que logra comprender; no obstante, hace el esfuerzo de aprender.
Luego de minutos enteros en los que no me despegue ni un solo segundo de la ventana, Ana se acercó a mi lado y me tomó de la mano con suavidad. Ella más que nadie conoce mis mayores miedos, por eso trató de tranquilizar mis temblores con una suave caricia en el dorso de mi mano.—No tienes de qué preocuparte, ellos pronto van a regresar.—Han pasado treinta minutos...—El único autoservicio queda bastante retirado. Estoy segura que ya deben venir de camino — me sonrió cálidamente—. Tranquila.Por más en que trataba de no pensar negativamente, no podía. Ese mal presentimiento estaba instalado en mi pecho. Hace mucho había dejado de sentirme de esa manera tan horrible, quizás porque soy enemiga a muerte de pasear en auto y más a esta hora de la noche, pero la ansiedad de nuevo estaba comiéndome por dentro. Además, el tiempo no ayuda en lo absoluto.Me quedé con la mirada fija en la nieve, pensando en que todo estaba bien y que solo se trataba de mi paranoia jugándome una mala broma. No
Navidad estaba a la vuelta de la esquina, todos en casa de los padres de Yulek han estado emocionados y estresados por todo lo que la noche buena trae consigo, pero, aunque me encontraba feliz de compartir una navidad más junto a mi novio, en el fondo sentía una pizca de nostalgia y extrañeza por la falta que me hacen mis abuelos. Añoraba tenerlos esa noche a mi lado, pero tal parece que el consulado no está en funcionamiento en estas fechas, por lo que tenemos que esperar que pasen las festividades para recibir la respuesta de la residencia de mis abuelos.Observé con algo de tristeza sus regalos, y con un suspiro rendido los guardé en una bolsa nuevamente. Es en este momento donde las emociones eme rebasan y no sé cómo dejar de sentirme de esa manera tan horrible. Sé que los veré pronto, pero no es lo mismo. Un año sin darle un abrazo ha sido una verdadera tortura. Los extraño en demasía.Yulek estuvo dándome ánimos y diciéndome que ya habría más navidades para compartir con ellos.
La vida nos da muchas oportunidades a lo largo del camino, pero son muy pocas las que verdaderamente usamos para ser feliz. En mi caso, no solo por mis temores, mis inseguridades y mis marcas que, con el pasar del tiempo y mucho trabajo terapéutico, he ido liberando y sanando poco a poco, que tenía solo una para amar. Y, es que, entre millones de personas, solo una es capaz de hacerme reventar de felicidad con tan solo su presencia.Yulek apareció en mi vida exactamente hace un año para darle un giro a esta y hacerme ver el camino de la misma forma en la que él lo ha hace. Llegó para marcar mi piel y mi alma con la dulzura de sus besos y la abundancia de su amor. Sé que no somos seres perfectos, pues es natural fallar y tener errores, pero para mí él es el hombre más divino y perfecto que pueda existir. Su corazón guarda un amor hermoso, y que solo yo tengo el gusto de palpar cada segundo del día y la noche entre mis manos.Es sorprendente que ya haya pasado un largo y hermoso año a s
Estuvimos la mayor parte del día paseando y disfrutando de las cosas simples que se aprecian en la ciudad y creando momentos que durarán de por vida. Cómo ya era de noche cuando regresamos a la casa de Estela, dejamos la partida a mi pueblo a la mañana siguiente. Yulek y yo no dejamos de demostrarnos lo mucho que nos amamos ni un solo segundo.A la mañana siguiente Estela nos llevó a la terminal de buses para dirigirnos a Monguí; mi pueblo natal y, entre emocionada y nostálgica, no dejé de hablar sobre mis abuelos y todo lo que alguna vez hice para sobrevivir allí y ahorrar para poder irme a otro país a rehacer mi vida. Este viaje nos ha servido mucho para conocernos más, y eso que hasta ahora estamos iniciándolo.Al llegar a casa, mis abuelos nos recibieron con los brazos abiertos. Respirar el aroma del campo y de los animales me recordó lo mucho que añoraba mi hogar, que por más lejos que estuviera de casa, este siempre sería mi lugar en el mundo.Mi abuelo se llevó a Yulek a conoce
Último capítulo