Punto de vista Valeria

La naturaleza era tan maravillosa, y dentro de mí crecía una pequeña vida que, día a día, tomaba todo lo que podía de mí, sobre todo, dependía de mí. Aunque era prematuro hacer conjeturas, me encontraba preguntándome a quién se parecería: ¿a mí? ¿a Marcelo? ¿a mi madre? ¿o a la horrible madre de él? Mi mente rechazó la última opción con un brusco movimiento de cabeza.

También me moría de curiosidad por saber si sería niño o niña, aunque, en realidad, eso no importaba tanto. Lo único esencial era que fuera saludable, y, más aún, que fuera amado. Las palabras de Isa me habían traído algo de consuelo, pero la decisión de dar a mi hijo en adopción ya estaba tomada.

Había encontrado un lugar en una fundación donde comenzaría el proceso de entrega. Aunque me destrozaba el alma, sabía que no podría ofrecerle la vida que merecía, y sería una egoísta si no lo hacía.

Con todo listo para irme de la casa de Isa, me encontraba escribiendo una nota, pero las lágrimas comenzar