Austin cortó la llamada y se puso como una fiera que estaba en cautiverio, él caminaba de un lado hacia el otro y maldecía.
—Maldita perra, ahora ya no me tienes miedo. Si a ti se te ocurre decir algo, será mi ruina.
Él tomó su escritorio y le dió una vuelta completa. El estruendo, al ser escuchado por sus hombres, fueron corriendo y entraron sin ser bienvenidos.
—¡Largo de aquí! —Austin gritó con fuerza mientras una vena se resaltaba en su cuello —¡No quiero saber nada de nadie!
Los hombres salieron de la oficina de Austin y cuando él se quedó completamente solo, comenzó a maldecir.
—Ella debe de morir, no pueden haber errores en esto —Austin escribió un mensaje de texto —elimina a Rocío antes de que hable con Mateo. De ser posible también hazlo con él, ese par es una amenaza para mí.
“Está bien, señor Powell.” El mensaje llegó al poco tiempo que el primero había sido enviado. “Saldré de la mansión y voy a hacer el trabajo, mi primer objetivo es Mateo, es la presa más difícil después