57. ENFRENTAMIENTO
VICTORIA:
Miraba a la pareja traidora avanzar como si la recepción les perteneciera. En ese momento, mi tío me hizo una señal con la mano y tiré de Ricardo rumbo a su mesa. Al llegar, fuimos presentados a todos los grandes magnates que no dejaban de mirarnos y felicitarnos. Pero a mi oído seguían llegando los murmullos de las esposas de los invitados hablando mal de mí.
Tomé a Ricardo por la mano y tiré de él. Quería alejarme de todo lo que se estaba gestando. Las luces eran demasiado intensas, y la mezcla de olores me resultaba sofocante. Ricardo no opuso resistencia, aunque lo noté tenso; sabía que se estaba conteniendo. Tomé de un trago una copa de champán que había tomado al pasar cerca de un camarero.
—No hagas eso —me regañó Ricardo, quitándome la segunda—. Puede hacerle daño a...
Solté su mano y me giré para encararlo. Antes de que pudiera hablar, el sonido de una voz nos interrumpió. Nadie tuvo que decirme quién era: Isabel se detuvo a pocos metros de nosotros.
—Riky,