Voy a romper contigo, oficialmente.
El punto de vista de Gabriela
El coche estuvo en silencio hasta que llegamos a la mansión. Mi prometido y yo no hablamos en el coche, y Miguel no parece afectado porque puedo ver la sonrisa en sus labios. Después de aparcar con cuidado, salí del coche y él hizo lo mismo.
Miguel se acercó a mí antes de apoyarse en su coche con las manos en los bolsillos. «¿Seguro que estás bien? Puedo quedarme contigo si quieres».
Negué con la cabeza antes de sonreír: «No, estaré bien. Ya puedes irte a casa...».
«¿Estás segura?».
Asentí con la cabeza: «Sí, estoy segura». Me acerqué a él y le besé en los labios, después de lo cual él se dio la vuelta y se marchó con el coche.
Le digo adiós con la mano y, cuando se aleja, mi sonrisa desaparece. Me limpio los labios con el pañuelo antes de entrar, pero me detengo cuando llega el coche de Alejandro. Lo miro de reojo, pero rápidamente aparto la mirada para entrar.
—Gabriella.
Lo ignoré y me acerqué a la puerta antes de entrar. «Gabriella. Mírame», me llam