El punto de vista de GabrielaLas sábanas se enredaban alrededor de mis piernas, su cuerpo caliente contra el mío, su boca devorando la mía como si hubiera estado hambriento durante años. Jadeé, agarrándome a sus hombros, clavándole las uñas en los músculos mientras él se empujaba más profundamente dentro de mí.La noche se hacía más profunda, la luna se asomaba por la ventana de cristal sobre nuestras cabezas. Puedo ver las estrellas, lo que me permite rendirme. Ser feliz.«Alejandro...», mi voz se quebró, mitad súplica, mitad advertencia, arqueando mi espalda en éxtasis.«Lo sé», susurró contra mi piel, sus labios rozando mi cuello. «Dime que pare y lo haré. Antes de que sea demasiado tarde. Mientras pueda contenerme...».Negué con la cabeza, desesperada. «No pares. Por favor, no lo hagas. Lo deseo... Te quiero dentro de mí. Tómame».Él gimió, con un sonido áspero y crudo, y me besó con más fuerza. Su mano se deslizó hacia abajo, agarrándome el muslo, acercándome más hasta que me env
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