Una hora más tarde el secretario volvió a comunicarse con los señores y les informó que David ya estaba de regreso en la empresa.
Pero había algo muy raro en él, y es que parecía que no estaba familiarizado con todo, era como si de otra persona se tratara.
Al enterarse Mardeli, viajó de inmediato para enfrentarlo. Al llegar le pidió que le devolviera a su hijo o que lo denunciaría por secuestro de menores.
—¿Lo quieres de regreso? Pasa esta noche conmigo y lo tendrás mañana a primera hora.
Dijo.
Eso para Mardeli resultó ser algo bajo y repugnante. De inmediato lo reprochó, le dijo que el hecho de que estuvo casada con él, no significa que puedan tener sexo a la hora que se le antoje.
—Entonces es mentira que quieres ver a tu hijo.
—¡David! Te estás convirtiendo en un monstruo, tú no eres así.
—Vete antes de que me convierta en el monstruo que insinúas que soy.
—¿Dónde tienes a mi bebé? Dímelo ahora mismo o lo harás frente a la policía. Ya te envié una vez a la cárcel, no me tembla