Pasó una semana, David salía a buscar trabajo pero no encontraba. Casi todo el día estaba fuera de casa, volvía calculando que la chica ya estuviera de regreso, no quería que se preocupara por él.
Cierto día, el padre de Mardeli quería comunicarse de emergencia con ella porque andaba en su ciudad y quería ver a su adorado nieto. Al no tener una respuesta decidió presentarse sin avisar, ¿cuál fue su sorpresa? Encontrarse con David, su antiguo empleado que embarazó a su niña.
Para su mala suerte o bendición, ese día David había preferido quedarse en casa para disfrutar a su hijo. Sabía que en cualquier momento eso pasaría, debía enfrentarse al padre de la mujer que tanto amaba.
—¿Qué haces aquí?
Cuestionó, dándole un golpe en el rostro.
—He venido a ver a mi hijo, ¿hay algo malo en ello?
—Le desgraciaste la vida a mi Mardeli, ¿aun así tienes agallas para retarme?
—Su hija ya debió contarle que todo fue un plan de ella para incriminarme y tomar su libertad en días de fiesta. No tengo nad