Mardeli ya había hablado con el secretario de su jefe para que le diera la oportunidad a David de trabajar en esa empresa.
El secretario había quedado de darle una respuesta, sin embargo; ya habían pasado dos días y todavía no le resolvía nada.
Cierto día ella estaba buscando un juguete que su hijo había perdido, cuando se encontró con un reloj de marca. Ella conocía lo fino, era un reloj exclusivo.
Esperó a que David llegara de un trabajo que había encontrado y lo encaró. Pero él le dijo que no era original, solo una copia barata que encontró en el mercado.
Mardeli le creyó, era obvio que él no podría darse un lujo como ese.
—¿Te gusta ese reloj?
Preguntó, haciéndose una idea loca.
—Me encanta.
Respondió con una sonrisa.
Ella también sonrió. Le pidió que cuidara al bebé por un rato y se fue en su auto sin decir nada más.
Una hora más tarde regresó. David le reclamó porque ni siquiera le contestaba el teléfono y él estaba demasiado preocupado.
Ella guardó algunas compras en la cocina