Daniel se sintió un idiota, esperó y esperó por semanas que su ex esposa, aunque aún lo era legalmente, volviera con la cola entre las patas al hogar donde realmente debería estar.
“¿Por qué mierda no volvió a casa conmigo?” Se preguntó mientras organizaba el papeleo de su nueva empresa adquirida, Industrias Sinclair.
¡Le había quitado todo a ese idiota! No le había quedado ninguna ganancia empresarial luego de que ganara el juicio, y aun así esa mujer se mantenía aferrada a ese hombre.
-Realmente no lo entiendo- murmuró tirando la taza de cerámica con fuerza contra el suelo- ¡Que alguien venga a limpiar este maldito desastre!- gritó con fuerza desde dentro de la oficina que había sido de su enemigo.
Una pobre mujer, que ya estaba acostumbrada a limpiar el desastre de su nuevo jefe, se apresuró a levantar los platos rotos.
-No te vas a llegar a lastimar ¿Me oíste? - le dijo, pero no por preocupación- No voy a pagar seguro médico por errores tuyos- sentenció con fuerza.
-Sí señor Johns