-¡Hasta que llegaste! ¡Ya estaba pensando que habías huido al extranjero con mi dinero!- protestó la pelirroja, apenas Daniel volvió a su casa.
Daniel se rió de aquello, se quitó el saco, lo colgó en el perchero y tiró su maletín al suelo, con una sonrisa amplia en su rostro, pero ignorando por completo a Valentina.
Luego caminó hasta su vitrina, pasando por al lado de la mujer, y sacó su mejor whisky sirviéndose un vaso, bajo la mirada de Valentina, a quien no le ofreció una copa.
-¿Y bien? ¿Cómo te fue?- preguntó con impaciencia, cruzándose de brazos.
-¿Y tú qué crees?- exclamó bebiendo hasta el fondo de la fuerte y amarga bebida- ¿No te dije que era el mejor?-
Valentina sonrió ampliamente y comenzó a saltar en un pie de alegría.
-Lo sabía, eres el mejor- exclamó entusiasmada. -¿Cuándo me vas a dar mi parte?- preguntó extendiendo la mano abierta hacia el hombre- ¿En efectivo? O mejor en transferencia… No, en transferencia no, tendría que declarar de dónde vino ese dinero, será mejor