Capítulo 68. Advertencias.
Marco llegó a la casa donde se residenciaba con la furia corroyéndole el organismo. Parecía un león nervioso y herido, metido dentro de una jaula muy pequeña, que apenas podía abarcarlo.
Caminaba de un lado a otro resoplando maldiciones y abriendo y cerrando las manos en apretados puños para controlar la ira que lo consumía, mientras su mente repasaba con detalle cada paso que había dado ese día para llevar a cabo su misión.
¿Dónde había fallado?
¿Por qué le había resultado imposible alcanzar su objetivo?
Todo había sido planificado a la perfección, de manera milimetrada. El personal del colegio y la policía actuó como él lo había previsto y enviaron a los niños al lugar que había supuesto.
Las vías de escapes estaban listas, el auto donde trasladaría a los niños lo esperó paciente y el sitio donde los ocultaría lo tenía disponible, la única falla fue Liam Hamilton.
Tomó un cenicero de cristal de una mesa y lo estrelló con fuerza contra una pared. El ruido que generó fue ensordecedor,