Marfil y Marshall salieron de la oficina y la puerta se cerró detrás de ellos, dejando a Royal y Kisa solos en aquel sitio. Antes de salir, Marshall había pasado junto a Royal, y aunque el gesto había sido breve, la mirada de advertencia que Royal le lanzó no había pasado desapercibida, pues no le había gustado nada haberlo encontrado cuando abrazaba a su esposa con tanta confianza.
Marshall lo entendió al instante. El tema no estaba cerrado y sabía que Royal querría hablar de ello más tarde. Sin embargo, no era el momento de discutir. Tenía que dejar a los esposos solos.
Mientras estaban solos, Royal cerró los ojos por un rato, como si estuviera preparando lo que iba a decir. Luego caminó hacia Kisa despacio, hasta que quedó frente a ella.
—¿Desde cuándo Marshall y tú son tan cercanos? —cuestionó, pero no en un tono de reproche. Más bien, quería saciar su curiosidad y despejar sus dudas, además de deshacerse de sus celos.
Kisa seguía demasiado confundida por los eventos de la noche