A MERCED DEL DINERO. C271: Entonces fue mi error.
La semana transcurrió con lentitud, como si el tiempo mismo le diera espacio a Marfil para pensar en lo que Coral y Vanya le habían dicho. Y aunque se había detenido más de una vez a repasar cada palabra, cada argumento, cada aliento de ánimo, no pudo llegar a una decisión definitiva.
Cuando llegó el día de la siguiente reunión con el equipo de Voltranus Corporation, intentó mantener la cabeza fría. El salón de conferencias estaba lleno de movimiento, presentaciones proyectadas, informes desplegados y discusiones técnicas. Marfil se obligó a mantener los ojos fijos en los gráficos y en las hojas de ruta. Pero aún así, por momentos, sentía cómo la presencia de Richard, al otro lado de la mesa, alteraba la atmósfera que la rodeaba.
Su sola figura bastaba para que el corazón le diera un vuelco. Y sin embargo, hizo todo lo posible por no distraerse. No quería que su jefe notara otra vez ese aire ausente que ya había sido motivo de comentario. Esta vez, no le daría razones para dudar de su