A MERCED DEL DINERO. C230: Una cárcel disfrazada de compromiso.
Así fue como Richard terminó trabajando en la empresa de su padre, al mismo tiempo que también iba a la Universidad. El cambio no fue fácil, pero necesitaba adaptarse a la nueva realidad. Después de varios días de rutina académica y laboral, cuando tuvo un momento libre, decidió aprovecharlo para salir con Marfil a buscar una nueva casa. Recorrieron varios barrios, visitaron diferentes viviendas, caminaron por calles que antes no conocían, pero el patrón se repetía una y otra vez: las casas que realmente le gustaban a Marfil, aquellas que encontraba bonitas, encantadoras, ideales... todas eran caras. El precio de alquiler estaba muy por encima de lo que Richard podía costear, incluso si se esforzaba al máximo. La frustración empezaba a colarse en los silencios entre ambos, hasta que, finalmente, dieron con una casa modesta, pequeña, sin lujos, pero con cierto encanto discreto. Había belleza en su simplicidad, una sensación de calidez que la hacía acogedora.
La vivienda contaba únicame